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Por Noslen Asor ()
La segunda edición de la Baseball Champions League Américas finalizó este domingo en el estadio «Alfredo Herp Helú», de la Ciudad de México, con el triunfo del equipo local Diablos Rojos, que venció 6-1 a los representantes cubanos Leñadores de Las Tunas.
Este torneo, que quizás tiene más nombre que espectáculo, volvió a dejar sensaciones agridulces, que no apuntan a un futuro exitoso, al menos a corto plazo. Así lo refleja un análisis de las dos ediciones realizadas.
Hace dos años, la justa se celebró en Yucatán, entre el 28 de septiembre y el 1 de octubre. En esa ocasión participaron los equipos Fargo-Moorhead RedHawks (Asociación Estadounidense de Béisbol Profesional), Caimanes de Barranquilla (Liga Profesional de Béisbol Colombiano), Leones de Yucatán (Liga Mexicana de Béisbol) y Alazanes de Granma (Liga Cubana de Béisbol), quienes ocuparon ese mismo orden después de jugar bajo el sistema de todos contra todos a una vuelta, con una final entre los dos primeros.
El escenario fue el estadio Kukulcán, con capacidad para 14 mil 917 aficionados, que se vio más que medio vacío en cada una de las fechas. La suma total de asistentes alcanzó las 11,821 personas durante los siete partidos disputados, lo que promedió 1,689 por encuentro, es decir, el 11.32% del aforo total del estadio.
Este año, la edición se jugó entre el 8 y el 13 de abril, y se incrementó el número de participantes a seis. Además de los campeones Diablos Rojos (Liga Mexicana del Pacífico) y los subcampeones Leñadores de Las Tunas (Liga Cubana de Béisbol), participaron Kane County Cougars (Asociación Americana), Santa María Pirates (Curazao), Tigres de Chinandega (Liga Germán Pomares de Nicaragua) y Titanes de Florida (Liga Doble A de Puerto Rico).
La ronda clasificatoria, dividida en dos grupos, solo sirvió para ubicar a los equipos del 1 al 3 y así jugar los cuartos de final, semifinal y final, en un calendario que garantizó que un representante de cada grupo llegara a la final.
Al igual que en la primera edición, el público no respondió como se esperaba. En un estadio con capacidad para 20 mil 62 localidades, tras 11 partidos, la asistencia total fue de 26,980, promediando 2,453 espectadores por juego, lo que representa aproximadamente el 12.22% de la capacidad total.
A esto se suman los marcadores muy abultados, con 259 carreras en total, a un promedio de 23 por juego, y más de tres errores por cada nueve entradas.
En mi opinión, el experimento de la WBSC ha vuelto a fracasar. Si en la primera edición la fecha coincidió con el inicio de las Ligas Invernales del Caribe (donde juegan los mejores talentos de la región), la fecha de la segunda edición se solapó con los primeros partidos de la MLB y sus respectivos niveles de competencia.
Además, de los equipos participantes, solo el representante cubano llegó en pleno ritmo competitivo. Incluso los Diablos Rojos (con la mejor nómina del certamen) estaban en medio de su pretemporada, lo mismo ocurrió con los Kane County Cougars.
Es decir, sin la consolidación de equipos participantes, con poco interés por parte del público, y un marcado desnivel de calidad entre los equipos, el torneo podría tener cualquier otro nombre, menos el de Baseball Champions League, que por el momento le queda muy grande.
No sé si la WBSC intenta competir con otro torneo de la región. Si es así, los resultados de estas dos ediciones la dejan en una posición muy desfavorable. Si no fuera este el caso, tendrían que replantearse muchas cosas para hacer de este torneo algo visible y competitivo, ya que actualmente no genera mucha atención, ni siquiera entre los locales.
Por cierto, en la Serie del Caribe pasada, disputada en Mexicali, la capacidad total del Estadio “Nido de los Águilas” se cubrió en un 77.65%, con un promedio de 14,365 espectadores por juego.
Para ponerlo en perspectiva, en las tres últimas ediciones de la Serie del Caribe se disputaron 71 partidos en total, y la asistencia total a los estadios alcanzó los 788,761 espectadores, lo que da un promedio superior a los 11,000 asistentes por encuentro.