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Haydée Milanés y La Habana a inicios de siglo

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Por Michel Hernández ()

Madrid.- ¿Qué hacíamos a inicios de siglo en La Habana? ¿ Quiénes éramos realmente? ¿Con quién salíamos a comernos el mundo?

Bien, en una de las noches a la entrada del 2004 subió al escenario del cine habanero 23 y 12 una jovencísima Haydée Milanés para presentar su álbum debut Haydée, grabado entre La Habana y Nueva York por Descemer Bueno.

En el concierto la cantante aún no había despegado completamente del suelo y tal vez no pensaba en lo que tenía por delante, en todo lo que la vida le deparaba, con una buena dosis de incertidumbre y otra de sorpresa. En lo que la vida, en resumen, le deparaba como artista y sobre todo como cubana.

La presentación reunió a cientos de jóvenes que ya seguían su carrera y otros que tenían la certeza de que la cantante ante sus miradas iba a convertirse en una de las intérpretes y compositoras con una de las carreras más sólidas de la cultura cubana. Haydée alcanzaba esa noche poco más de 20 años y ya tenía un camino recorrido y miles de anécdotas en su memoria que contribuyeron también a tener la cabeza bien puesta en su lugar, aunque como cualquier artista quizá hoy, si mira hacia atrás, habría hecho algunas cosas de otra forma.

Durante esa época Haydée cantaba casi como un susurro y quizá todavía no estaba segura de todo el potencial que la definiría como artista. En ese momento iba camino a convertirse en una de las artistas más convocantes de la música cubana contemporánea, de la canción de autor en el país.

Otros conciertos

Los temas En el muro del Malecón y Libélula se colocaron durante años en la atención de un público que se los reclamaba en cada concierto hasta que la cantante no tenía más remedio que cantarlos con la simpatía y humildad con que siempre se ha relacionado con sus seguidores.

Otro concierto suyo que apenas se conoce fue el que ofreció en septiembre del 2009 en el Centro Dulce María Loynaz bajo la producción del infatigable Enrique Carballea.

El espacio se llamó La Hamaca y no duró apenas en el tiempo. Ese concierto fue una fiesta que se regaló la cantante.

En el repertorio había temas ajenos a su obra como cantautora, pero que defendió con el mismo conocimiento de causa de siempre, porque entre sus atributos sobresale uno muy particular: Haydée no canta por cantar, cada vez que lo hace muestra un profundo conocimiento del repertorio, alcanzado por horas de ensayo y de investigación.

Esa tarde echó mano a temas de Donna Summer, Earth, Wind & Fire, Michael Jackson, Blondie y Jamiroquai, junto a canciones de su propia autoría.

Años de invocación

Durante los años siguientes su público llenaba cada espacio donde se presentaba en La Habana.
El escenario fue cambiando de golpe. A la cantante, en años recientes, le costaba llegar a en vivo a su público por sus opiniones políticas, sin embargo logró realizar algunos conciertos puntuales que confirmaron su intacta capacidad de convocatoria.

En su carrera ocupa un lugar cimero el estreno del disco Amor en dos conciertos junto a su padre en el teatro Carlos Marx .

Con Pablo protagonizó, como ya saben, varios de los momentos cumbres de su carrera, pero nunca “vivió” del apellido porque estuvo siempre dispuesta a levantar su carrera por su propio talento.

Uno de esos conciertos ocurrió en 2013 cuando su padre la invitó a ella y a sus hermanas Suylen y Lynn Milanés a una presentación en el teatro Mella que hoy todavía muchos la recuerdan con una gran carga emotiva.

Haydée vive hace ya más de dos años en Miami, donde ha continuado su carrera y y poco a poco a vuelto a conquistar escenarios en España, donde puede defender su obra con naturalidad y donde el público siempre le responde a coro con una canción, una canción que resulta un viaje a lo profundo del sueño de Cuba.

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