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Por José Luis Hernández Castellanos
La Habana.- En una sesión del Parlamento cubano, en el año 2024, la exvicepresidenta del Consejo de Estado y excontralora de la República, Gladys Bejerano Portela, de 78 años de edad, se quejó de lo difícil que ha sido hacer la contraloría a algunas empresas que «no tienen rostro».
Y se refería, como es lógico, a aquellas que, por su ocultismo, «no tienen una estructura definida de dirigencia y operaciones». Esto muchas veces hace imposible el control de la fiscalización. Por supuesto que se refirió a empresas civiles de las Fuerzas Armadas Cubanas, dirigidos por exgenerales. También mencionó a algunas m¿Mipymes como GAESA, o GAIA. Nadie sabe quiénes son sus propietarios reales. Aunque esta última sí se sabe que su dueña es Lisa Titolo Castro, quien ha comprado varios productos, como cemento, en La Florida, Estados Unidos.
No en balde, y según una investigación realizada por la periodista Nora Gámez Torres, y publicada en el Nuevo Herald, aunque los cubanos han estado muriendo debido a la escasez de medicamentos y suministros en los hospitales, el gobierno dice que no tiene dinero para comprarlos debido a las sanciones estadounidenses. Sin embargo, las empresas militares cubanas han escondido miles de millones de dólares. Esto, según registros financieros obtenidos por el Miami Herald, de empresas militares dentro y fuera del país.
Gaviota, una empresa que administra hoteles turísticos y solo una de las muchas que son propiedad de los militares, tiene alrededor de $4.3 mil millones en sus cuentas bancarias, según muestran los documentos.
Eso es casi 13 veces los $339 millones que el gobierno dijo que necesitaba para comprar medicamentos para abastecer a las farmacias cubanas anualmente. Por otro lado, el sistema de salud del país carece del 70% de los medicamentos esenciales para tratar la mayoría de las enfermedades, dijo el primer ministro de Cuba a principios de este mes.
Mientras el país se hunde en su crisis más profunda desde el fin de los subsidios de la Unión Soviética en la década de 1990, un conglomerado conocido como GAESA (empresas militares), propiedad de las Fuerzas Armadas cubanas, ha estado reteniendo cientos de millones de dólares que ingresan a la isla anualmente. Ellos han usado estos fondos en modos que han empeorado dramáticamente las vidas de los cubanos y aumentado la deuda del país.
Por primera vez, una rara filtración de los registros financieros internos de GAESA revela cuánta divisa ha desviado el ejército a sus empresas. GAESA mantiene esta información financiera en secreto e incluso protege sus cuentas de los auditores del gobierno. Esto hace que lo que revelan los documentos sea aún más significativo.
Los documentos ponen en duda las afirmaciones del gobierno de que no tiene dinero para aliviar la creciente crisis humanitaria.
Recuerdo aquella intervención del primer ministro cubano Manuel Marrero Cruz, donde explicaba que la construcción de viviendas en Cuba estaba detenida «porque no hay cemento». Y hoy todos sabemos perfectamente que el Estado cubano tiene contrato de exportación de cemento con alrededor de 10 países del Caribe. Estos incluyen Jamaica, República Dominicana, Haití, Antigua y Barbuda, San Cristobal y Nieves, y otros.
Pero esta información, como es lógico pensar, lacera la humildad y los sentimientos de un pueblo necesitado y hambriento. No sale en las noticias diarias en Cuba, porque el periódico Granma pertenece y es funcional del Comité Central del Partido Comunista de Cuba. Es tradicional en la mayoría de las exportaciones cubanas que el pueblo cubano ni sabe que existen, porque no las consume. Posiblemente Cuba sea el único país del mundo que exporta varios de sus rubros que no consume a diario porque no los conoce.
Entonces, ¿tenía razón la excontralora general de República al quejarse de que existen muchísimos recursos del pueblo en manos desconocidas, y son incontrolables? ¿Acaso existe en Cuba una especie de MAFIA ECONÓMICA que controla grandes recursos? ¿Está esperando la muerte del nonagenario Raúl Castro para sacar sus garras? ¿Acaso es de aquí, de esta MAFIA CUBANA, de donde salió Gil Fernández, el exministro de economía hoy «investigado» por «severos errores» y corrupción?
¿Acaso de esto se dio cuenta Gladys Bejerano Portela y fue lo que le costó su puesto? ¿Ahora la invistieron como «Héroe del Trabajo» para desviar la atención internacional de su real y merecido trabajo a favor del pueblo? ¿En los puestos claves de la economía y las empresas poderosas de Cuba están, o tienen que estar, aquellos que respondan a los intereses y caprichos de malversación y corrupción «para un futuro postcastro? ¿Por qué el socialismo cubano acepta este tipo de IMPUNIDAD? ¿Por qué desde la Asamblea Nacional no se critica? Incluso, nadie respaldó a Gladys Bejerano en sus planteamientos. ¿Cuánto de perder existe en el funcionario cubano si se atreve a criticar el OCULTISMO de las FAR?
Entonces, la misma Gladys Bejerano se dio cuenta que lo que la gente cuida y respalda es la comodidad y las dádivas. Los puestos de trabajo que da el gobierno como compromiso al poder. A nadie, desde las altas esferas, le interesa defender al pueblo.