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ENVIDIA, AVARICIA Y PEREZA

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Por Salomé García Bacallao ()

Miami.- ENVIDIA, es la palabra preferida de muchos cubanos cuando necesitan defender a sus ídolos, ya sean Ana de Armas, el Taiger o Bebeshito. La envidia es uno de los pecados capitales, y como tal, toca la vena de la culpa judeocristiana en que culturalmente hemos crecido. La selección del pecado que se usa para intentar hacer sentir culpa al otro, revela mucho de tus propios valores.

¿Por qué habría que tenerle envidia a alguien que ha preferido quedarse callado ante el sufrimiento de su gente, a cambio de poder regresar a Cuba a «gozar» o a «presentarse» en los espacios capturados por una élite militar desde hace más de 60 años? ¿Qué orgullo hay en elegir el servilismo cuando la realidad de la miseria, la enfermedad, el hambre, el éxodo, la muerte, te explotan en la cara a diario?

Un beso captado en Madrid confirma la relación de Ana de Armas y el  hijastro de Díaz-Canel, Manuel Anido | DIARIO DE CUBALes voy a hablar entonces de otros dos pecados capitales, sin intenciones de que nadie sienta culpa porque no es mi religión, sino solo para señalar los lugares donde no se quiere mirar.

Primero, la AVARICIA. Hoy en el Miami Herald han «revelado» -algo que sólo puede ser sorpresa para quienes no quieren ver la evidencia que esta ahí hace años- que en medio de la crisis sanitaria y humanitaria que atraviesa Cuba, Gaviota SA, la corporación hotelera del conglomerado militar GAESA, tiene reservas de $4.3 miles de millones (billions en inglés) en cuentas de banco, lo cual representa 13 veces los $339 millones que dice el régimen que necesita para comprar las medicinas que no hay en Cuba

Más menos esa es la proporción en la que sobrepasan las inversiones estatales en hoteles e inmobiliarias, a la cantidad de inversiones en salud y educación. Pero de nuevo, alguien que tenga ojos no necesita que ningún periodista exponga eso, porque los ojos sirven para ver que cuando están las ciudades apagadas, incluso cuando mueren las plantas de los policlínicos, siguen los hoteles encendidos. No hay justificación posible para ese nivel de avaricia, y es repulsivo en mi opinión, bajar la cabeza, o compartir espacios de celebración con las personas y las familias responsables de esta inmoralidad, que nos toca a todos.

Tribuna de La HabanaLuego está la PEREZA. Y no hablo del tipo que ha usado el régimen para esclavizar a la juventud cubana por generaciones, enviándola a campos de trabajo, por «lumpen» y «diversionistas ideológicos», con pensamientos y orientaciones sexuales «extranjerizantes». Hablo de la pereza mental de no querer ver quienes son los responsables de nuestro éxodo, de nuestra miseria, de tanta muerte y separación.

De la pereza de rendirse y decir, «para qué molestarse si eso no tiene solución» y de gritar «sufre Otaola» porque es más fácil, increíblemente, que asumir el riesgo de gritar «Abajo la Dictadura» desde un país donde supuestamente somos libres. Es más fácil decirle al otro, «tú lo que tienes es envidia», que asumir la responsabilidad que implica vivir realmente en libertad.

La pereza de decir «en Cuba se pasa hambre por culpa del bloqueo y del exilio radical» y no ver todo lo que te roban las compañías con licencias de exportación a Cuba, de «carácter humanitario» JAJAJAJA, y todo lo que se han robado los militares y los comunistas que secuestraron una revolución popular en 1959. Porque vivir en libertad, y elegir no callarse, tiene consecuencias para los cubanos donde estemos. La mayor es el riesgo de estar separado para siempre de tu familia, ya sea porque caíste preso, porque moriste cruzando una frontera o porque tienes que asumir el exilio.

Cada quien elige su camino, y el camino de la pereza y la avaricia tiene también sus consecuencias, y una de esas es eventualmente aprender a vivir con el desprecio de quienes inevitablemente te van a ver como responsable directo, o como cómplice por tu silencio.

Desde 2018 hay internet en Cuba y desde hace 4 años el pueblo no para de tirarse a las calles. No hay excusas para ignorar la verdad y quien se quede en silencio ha elegido su camino.

¡Feliz y próspero 2025!

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