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El rescate de Claudio Corti marcó la historia del alpinismo

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El 11 de agosto de 1957, el fotógrafo Albert Winkler capturó una imagen que parece un triunfo, pero esconde una tragedia. Era el momento en que el alpinista francés Lionel Terray lograba sacar con vida a Claudio Corti de la cara norte del Eiger, en los Alpes suizos.

Corti y su compañero Stefano Longhi habían iniciado el ascenso el 3 de agosto junto a dos alemanes, Günther Nothdurft y Franz Mayer. El sueño era conquistar la pared más temida de Europa. Pero la montaña impuso su ley. Longhi cayó y quedó herido, atrapado en la roca helada. Poco después, Corti fue golpeado por piedras. Los alemanes siguieron, pero murieron en el descenso.

El rescate fue un despliegue nunca antes visto: cuerdas, poleas y alpinistas descendiendo desde la cima en condiciones extremas. Terray, con la fuerza de un titán, cargó a Corti sobre su espalda y lo subió de nuevo, arrancándolo de una muerte segura. La multitud reunida al pie de la montaña lo celebró como un milagro.

Pero la gloria estuvo teñida de sombra: Stefano Longhi, abandonado en la pared, no pudo ser salvado. Su cuerpo quedó allí, atrapado en el hielo, recordando que en el Eiger cada victoria es también un duelo.

El rescate de Claudio Corti marcó la historia del alpinismo no solo por su dramatismo, sino porque reveló la delgada frontera entre la vida y la muerte en la montaña más temida de los Alpes. (Tomado de Datos Históricos en Facebook)

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