
Newsletter Subscribe
Enter your email address below and subscribe to our newsletter
Por Redacción Nacional
La Habana.- La escena se repite con frecuencia en diversas calles de La Habana y otras ciudades del país: jóvenes tambaleantes, de mirada perdida y movimientos erráticos, deambulan sin rumbo, ajenos a su entorno. Son víctimas del fenómeno emergente que en Cuba se conoce como «El Químico», un cóctel de cannabinoides sintéticos de fácil acceso y efectos devastadores.
Un problema en ascenso
Cuba, por décadas, al margen de los grandes flujos de narcotráfico y consumo masivo de drogas, enfrenta hoy una realidad que alarma tanto a las autoridades como a la comunidad médica y educativa. Aunque el consumo de drogas en el país había estado tradicionalmente restringido a pequeños sectores y productos de menor impacto, la situación ha cambiado drásticamente en los últimos años.
En abril de 2024, el diario Granma confirmó lo que ya era vox pópuli en redes sociales: el consumo de drogas está dejando de ser un fenómeno marginal y se está convirtiendo en un estilo de vida para ciertos grupos, muchos de ellos adolescentes. Videos compartidos en plataformas digitales muestran a individuos bajo los efectos de «El Químico», tirados en calles, reaccionando con agresividad o hundidos en estados catatónicos. La alerta se ha encendido y las acciones estatales no se han hecho esperar.
Impacto y consecuencias
De acuerdo con la doctora Teresa Martínez, especialista en Medicina General Integral, los efectos de estos cannabinoides sintéticos son impredecibles y sumamente peligrosos. «Los consumidores pueden experimentar desde somnolencia extrema hasta episodios de agitación, alucinaciones y comportamientos suicidas. Además, el impacto en el sistema cardiovascular puede ser letal», advirtió Martínez en declaraciones a la agencia Sputnik.
Los reportes médicos también indican que el consumo prolongado de «El Químico» genera dependencia rápida, trastornos psiquiátricos y problemas motores. «Estamos viendo un aumento de casos en los centros de salud mental del país, sobre todo en zonas de alta vulnerabilidad», apuntó la especialista.
La respuesta de la dictadura
El Ministerio del Interior (Minint) ha «intensificado» sus operativos contra el narcotráfico. En 2024, se han incautado más de una tonelada de drogas, entre ellas marihuana, cocaína, metanfetaminas y cannabinoides sintéticos. Según datos oficiales, la principal vía de entrada de estos estupefacientes es la marítima, con 133 incautaciones y 844 kilogramos de droga decomisados en operaciones vinculadas a embarcaciones procedentes de EE.UU., México, República Dominicana y Jamaica.
En paralelo, se han reforzado los controles en aeropuertos y fronteras. La Aduana General de la República informó recientemente sobre la detección de «31 hojas de papel impregnadas con droga» en un vuelo proveniente de Estados Unidos, lo que demuestra la sofisticación de los métodos de tráfico.
A nivel judicial, los tribunales han tratado de ser ejemplarizantes. En el presente año, se han condenado a 1.157 personas por delitos relacionados con el tráfico de estupefacientes. Las penas oscilan entre 4 y 30 años de prisión, cadena perpetua y, en casos extremos, la pena de muerte. La estrategia de «juicios ejemplarizantes» ha sido ampliamente difundida en los medios oficiales, con el objetivo de generar un efecto disuasorio entre potenciales consumidores y traficantes.
Más allá de la represión: la prevención como clave
A pesar de la respuesta policial y judicial, expertos coinciden en que la represión no es suficiente. «Es vital reforzar el trabajo comunitario y educativo para frenar el avance de ‘El Químico'», subrayó el doctor Alejandro García, jefe del Centro de Salud Mental en Centro Habana.
Las autoridades han incrementado los programas de sensibilización en escuelas y comunidades de barrios considerados vulnerables. Talleres y charlas buscan elevar la percepción de riesgo y desmontar el mito de que esta droga es «inofensiva».
«La prevención es crucial. Si bien la acción policial es necesaria, sin un enfoque integral que incluya educación, apoyo a las familias y tratamiento para los adictos, el problema seguirá creciendo», afirmó la doctora Martínez. (Sputnik)