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El nacimiento de la bomba nuclear

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Por Datos Históricos

La Habana.- Luis Álvarez, un joven físico de Berkeley, se sentó en la barbería del sindicato de estudiantes. Tal vez hablaban de béisbol. Tal vez de Hitler. Pero Álvarez hojeaba el San Francisco Chronicle… y entonces lo vio.

Una pequeña nota decía:

«Científicos alemanes logran partir el átomo de uranio con neutrones.»

Álvarez se quedó helado. Luego hizo algo que ningún físico había hecho jamás en una barbería: ordenó detener el corte, se arrancó la página del diario y salió corriendo, con un lado del pelo aún sin terminar.

Subió la colina a toda prisa hacia el laboratorio, y en el camino se topó con un visitante: J. Robert Oppenheimer. Álvarez le gritó lo que acababa de leer. Oppenheimer, escéptico, respondió:

«Eso no se puede hacer.» Pero Álvarez no se detuvo. Minutos después, frente a un contador Geiger y una muestra de uranio irradiado, armó un experimento improvisado.

Los resultados fueron contundentes. El núcleo se rompía. El uranio se dividía. La fisión era real. Cuando Oppenheimer vio las señales en el osciloscopio, comprendió al instante: acababan de abrir la puerta a la energía atómica… y a la bomba nuclear.

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