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Por Tania Tasé ()
Berlín.- Este joven, el de la foto, se llama Oscar Corría Sánchez. Tiene 25 años y realiza una huelga de hambre que cumple hoy 12 días.
¿Por qué se deja morir un hombre tan joven de hambre? La respuesta es una sola: lucha con lo único que tiene y de lo que puede disponer a voluntad: su cuerpo. Y lo hace porque ha sido víctima ya por segunda vez de la injusticia.
Un poquito de historia: Con sólo 20 años fue manifestante pacífico el 11 de julio de 2021. Fue detenido, juzgado y condenado a más de tres años de cárcel.
Cumplió su condena íntegra y fue liberado el 8 de septiembre de este año. Exactamente 23 días después, el 1 de octubre fue detenido otra vez y acusado de desobediencia y desacato por negarse a trabajar para el Estado cubano.
El mismo estado que lo condenó injustamente. El mismo estado que paga salarios de hambre. Y el mismo estado que ha acabado con la vida y la esperanza de la juventud cubana, ya sea encarcelándola, obligándola a huir del país, prostituirse o dejando que muera por una sobredosis de droga.
La fiscalía ha dispuesto su liberación con una fianza. Los oficiales de la PNR, el DTI y la inSeguridad del Estado, han incumplido la orden de la fiscalía y lo mantienen preso en Contramaestre.
El oficial que lleva el caso se llama Alenay Álvarez y se niega a permitir que su familia le haga llegar ropa limpia.
Lo quieren sucio, lo quieren derrotado, indigno. Que es como decir que lo quieren muerto.
Y entonces hay que preguntarse, ¿qué es un país sin sus jóvenes?
Así quieren a todos los cubanos. Pero eso no va a suceder: te vamos a encontrar Alenay y vas a pagar ante la justicia del pueblo.