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El asesinato de reputación: Herramienta de trabajo sucio

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Por Yoel Arias Hernández ()

La Habana.- Me da la impresión de que la orden está dada. El asesinato de reputación es una herramienta de trabajo sucio (usada por trabajadores sucios). Los mensajes subliminales, el aceite de ricino camuflado con caramelos en el mismo estuche, pasan mejor que un ataque directo, y el resultado es la erosión de la credibilidad y la siembra de dudas en el bando donde milite el objetivo del ataque.

Siempre que comparto algo en redes, tengo la costumbre de hacer mi aclaración; nunca dejo que los lectores intuyan mi posición al respecto.

Son tiempos de definiciones. Si alguien toma partido en un momento histórico, del lado correcto, las manchas en su sol no son a lo que debiéramos prestarle más atención. Además, quien a los 66 años no haya pecado de algo de lo que se trata en este post que comparto, que lance la primera piedra.

Molestó, y creo que mucho, que Fernando Pérez, primero, aceptara la solicitud del equipo de LJC y participara en La Sobremesa; y segundo, que haya mantenido su criterio personal y no se subiera a la ola de la política editorial de esa plataforma.

Los resultados del último podcast de esta segunda temporada no se hicieron esperar: primero los aplausos y luego, como no podía faltar, los ataques personales y también el «fuego amigo» de los extremistas de izquierda. Era algo que ya venía gestándose y que ahora considera intolerable la posición de Pérez, incluso si lo que se le endilga aquí fuese tan pecaminoso y punible.

Menos mal que somos los que no queremos diálogo (tal como se insiste en la letanía de LJC), y no los de aquel bando que cuenta con criterios como este.

Este es mi criterio. Usted puede tener el suyo.

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