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Por René Fidel González García ()

Santiago de Cuba.- Desde el 2018 la inversión social, por ejemplo, en rublos como salud y educación, no ha hecho más que disminuir en Cuba.

No es pública, en cambio, la información de en cuánto aumentó en ese mismo periodo el gasto del protocolo asociado a la Presidencia.

Esto no es una cuestión sin importancia en un país en el que el riesgo de morir aumenta cada día por la dificultad de acceder -y hacerlo oportunamente- a medios de diagnóstico, tratamientos y distintos recursos y materiales.

Hay una diferencia muy notable entre gastar y desperdiciar, entre cumplir funciones públicas y deseos privados, entre lo justificable y lo injustificable, entre lo ético y lo que no.

Algunos creerán que no podemos exigirles nada a los hombres y mujeres del Gobierno; que no son vinculantes, ni dignas de atención, las críticas y observaciones que hacemos; que ni siquiera es un derecho, o una queja que merezca respuesta, pero en realidad es que ninguno de ellos puede, ni se atrevería, a explicarles a los hombres y las mujeres, a los niños y ancianos que apenas sobreviven en Cuba, para qué nos sirve a cualquiera de nosotros – o a todos – que esta señora viaje con el Presidente.

El vacío no se llena con vacío, es cierto, pero en política el vacío ético se llena con ética o se convierte en lo que siempre acaba siendo, a menos que se impida, un abismo.

Vergüenza contra dinero se decía en Cuba cuando se entendía la corrupción política, el privilegio que siempre quieren que sea los que la practican.

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