Enter your email address below and subscribe to our newsletter

Comparte esta noticia

Por Eduardo González Rodríguez ()

Santa Clara.- Ayer amanecí con los ganglios del cuello bastante inflamados y una pelota del tamaño de un huevo de codorniz detrás de la oreja izquierda. Muy raro, ¿no? Y doloroso. Sobre todo el bulto detrás de la oreja. La buena noticia es que los demás dolores corporales se desvanecieron y solo la articulación de la muñeca izquierda me sigue doliendo a ratos.

Ahora mismo puedo caminar mejor, me da hambre, pero trato de no mantener el estómago cargado, estoy bebiendo infusiones de agua con hojas de cerezas, (dicen que es bueno, y si no lo es, no creo que me mate) algún té de manzanilla y otras infusiones con limón, naranja agria y cualquier otra yerba que tenga a mano.

Estoy haciendo reposo. Ya no me molesta la espalda cuando me acuesto, pero si permanezco sentado más de veinte minutos comienza a dolerme la columna. Camino bastante dentro de la casa porque a mi edad las articulaciones son como yerros viejos bajo agua y se oxidan fácilmente.

Lo otro, a veces siento escalofríos. Son estremecimientos rápidos y espaciados en el tiempo, como esas sacudidas en la piel de los caballos cuando quieren espantarse los insectos. Ni ayer ni hoy me ha dado fiebre, pero sé que, atendiendo a los criterios y experiencias que me han compartido las personas por aquí, este es un pequeño porciento del proceso.

Hoy empezaron la caminata con el virus un grupo bastante amplio de amigos, lo cual quiere decir que cualquier protocolo es poco y que estamos muy lejos de tener algo controlado. Lo triste, peligroso y cierto, es que muchísimas personas están manejando este asunto sin ir a una consulta médica (yo no he ido tampoco) y se auxilian en las experiencias de gente cercana que pasó el virus. Al final, los medicamentos hay que buscarlos por la calle a precios altísimos y casi todos los anuncios oficiales lo que advierten es vigile la fiebre, haga reposo y manténgase hidratado.

Algo que me preocupa es que, en medio de esta situación que ya no es secreta ni para los habitantes de las nubes, no hagan un corte preventivo en el curso escolar. No creo que la infectación esté disminuyendo. O al menos, no me he enterado de cuáles son las estadísticas que prueben que sí, que la curva de infectación va descendiendo. Pero, bueno, las estadísticas otro día que, como dice la canción, «solo llamé para decirles que los quiero» y para que estemos al tanto los unos de los otros porque, la realidad, es que nadie sabe qué pasará mañana.

Ojalá que los sanos no choquen con esto y los enfermos estén saliendo pasito a pasito de este mal momento.

Deja un comentario