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Luis Alberto Ramirez ()

La Habana debe cientos de millones de dólares a grandes empresas chinas, como Huawei y Yutong, que le suministraron vehículos, maquinarias y tecnología. Pekín anuló el contrato de importación de azúcar de Cuba. Esta cuota anual era de poco más de 400.000 toneladas y para La Habana era una prioridad.

La caída de la producción azucarera de la Isla acabó con ese acuerdo. Sin embargo, Diaz Canel se empecina en convencer a los empresarios chinos a perder sus inversiones en Cuba.

El régimen de La Habana está empecinado en mantener su estilo económico centralizado sin dejar espacio a la inversión no estatal. Está cansado de esperar que la cúpula gobernante haga cambios de mercado en su economía.

El diario Financial Times citó a diplomáticos y funcionarios del gigante asiático. Estos comentaron que en privado los chinos han instado al régimen cubano durante mucho tiempo a pasar de una economía planificada verticalmente a un modelo más orientado al mercado, libre, a la libre empresa. Sin embargo, La Habana se niega rotundamente.

Díaz-Canel se reunió el jueves último con Xi Jinping. Firmó documentos de cooperación bilateral en áreas como la industria farmacéutica, la cooperación práctica en inteligencia artificial y otras bisuterías de ningún interés para la alimentación de los cubanos.

Los chinos no tienen nada de bobos

Díaz-Canel, como buen discípulo de Fidel Castro, pretende engañar a los chinos para que le abran créditos y que los mantenga. Quiere que lo hagan como lo hicieron los soviéticos en la era de Castro I. Pero los chinos no creen en cuentos chinos y se limpian los oídos con los codos. Así que en el documento final de la visita de Canel a China ambos regímenes afirmaron que «son buenos amigos, buenos camaradas y buenos hermanos».

Luego subrayaron que los vínculos bilaterales «se encuentran en su mejor momento histórico». Ambos partidos comunistas «reafirman la firme voluntad política de avanzar hacia un nivel más alto de las relaciones bilaterales.

¡Cómo lo harán? A través de la aceleración de la construcción de una comunidad de futuro comunista compartido Cuba-China». Pero que no le hablen de subsidios, porque los chinos son chinos, pero no bobos.

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