Enter your email address below and subscribe to our newsletter

Cuba en penumbras: cuando la luz deja de ser esperanza

Comparte esta noticia

Por Jorge Menéndez ()

Cabrils.- En tiempos difíciles, la esperanza suele representarse como una luz al final del túnel. Pero en Cuba, esa luz se ha extinguido. No es solo una metáfora: es una realidad física, económica y emocional. El país se apaga, y con él, se apagan también las expectativas de progreso.

El gobierno de Miguel Díaz-Canel ha demostrado una alarmante incapacidad para enfrentar la crisis energética que azota a la isla. Su gestión se limita a apariciones simbólicas en zonas afectadas, sin soluciones concretas. Su reciente viaje a China, en busca de renegociar deudas y obtener ayuda financiera, no es más que otro capítulo en la larga historia de dependencia externa que define el modelo económico cubano.

Mientras tanto, se inauguran parques solares casi a diario, como si fueran trofeos de modernidad. Pero la realidad es otra: los apagones se intensifican, el sistema eléctrico colapsa, y el pueblo sigue en la oscuridad.

¿Cuánto ha costado esta apuesta por una solución que no resuelve el problema estructural de generación? ¿Cuántas termoeléctricas podrían haberse construido con ese dinero? ¿Qué beneficios reales han traído las siete patanas turcas, más allá de un gasto millonario?

Solo promesas que nunca se concretan

El plan energético del gobierno parece improvisado, basado en parches y en el sacrificio de trabajadores que operan bajo condiciones extremas. Se habla de “héroes”, de “trabajo a destajo”, de “esfuerzos sin horas de sueño”, pero las promesas de mejora nunca se concretan. La evidencia es clara: el país ha quedado completamente a oscuras en varias ocasiones, y la situación no mejora.

La falta de energía no solo afecta la vida cotidiana. Impide el desarrollo de la industria, frena la digitalización, limita el acceso a internet y bloquea cualquier posibilidad de crecimiento económico. La previsión oficial de un aumento del PIB del 1 % resulta, como mínimo, inverosímil. Cuba está en penumbras físicas y mentales, y no hay ninguna luz, ni al principio ni al final del túnel.

Lo único que crece en Cuba hoy son el hambre, los apagones, la miseria y el endeudamiento.

Es hora de despertar. Es hora de pensar en una luz posible. Una que no dependa de discursos vacíos ni de estrategias fallidas. Una que nazca del pueblo, de la verdad, y de la voluntad de cambiar.

Deja un comentario