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Por Fernando Clavero ()
La Habana.- El Inder le arrancó la cabeza a Armando Johnson como mánager de la selección nacional de cara al VI Clásico Mundial de Béisbol, y ahora comienza el baile de nombres para ver quién es el loco que se hace cargo del equipo para el fortísimo torneo, que se juagrá el año próximo.
Vale recordar que los que dirigen en Cuba tienen poca paciencia con aquellos que no consiguen resultados, siempre y cuando esos no sean los de la cúpula. Por eso quitan y ponen en otros lugares, para que la gente no centre la atención en los problemas reales del país y comience con su cantaleta con el manager del equipo Cuba.
Tal como mandan a Sandro Castro a aparecer en escena con sus burlas y tonterías, le piden a los que dirigen el béisbol que cambién al manager. Todo eso generará polémica paralela y entoces no estarán todos los ojos en los responsables de mantener las calles limpias, de colocar las tapas a las alcantarillas o de garantizar que en alguna parte haya comida y medicamentos.
Antes que todo, quiero decir que Cuba no ganará el Clásico. No puede hacerlo, entre otras razones porque no tiene jugadores, aunque llame a sus estrellas en las Grandes Ligas y aquellas quieran asistir, algo que no ocurrirá en ningún caso, más allá de que se presten Yoán Moncada, Luis Robert y alguno más.
Cuba no ganará el Clásico ni aunque contrate a Joe Torre, reviva a Tom Lasorda, a Billy Martin o a José Miguel Pineda. No lo hará porque el país que fue por casi un siglo la segunda potencia del béisbol mundial, se quedó detrás y otros del área y de Asia se le adelantaron. Todo ese tiempo perdido, el tiempo del castrismo, ahora pasa cuentas.
Ahora buscan un mánager, porque no quieren más a Johnson. Y filtran nombres, entre ellos el de Michel Enríquez, quien hace mucho tiempo trabaja en México y que no tendrá incentivo alguno para regresar a su país, a hacerse cargo de un equipo perdedor.
Ante todo hay que pensar en lo que le reportaría a Michel hacerse cargo del equipo nacional, y la respuesta es clara: absolutamente nada. La escuadra cubana no repetirá, ni de bromas, la condición de semifinalista de la edición anterior, aunque incluya a jugadores de las Grandes Ligas. Todo eso en primera instancia, además de que se pondría en manos de un grupo de dirigentes tercos, incapaces de darse cuenta de que el béisbol ha cambiado tanto y los rivales son tan fuertes que ni con la mejor selección de siempre tendrían opciones.
Ya no son aquellos tiempos en los cuales Servio Borges ganaba por obra y gracia del Espíritu Santo. O lo hacía Jorge Fuentes, porque tenía un equipo muy superior a los rivales, y aún así le costaba.
Servio, que vive entre Estados Unidos y México, y Fuentes, acantonado en Miami, no volverían al puesto de mando, más allá de que su béisbol pasó de moda. En Cuba, salvo uno, tampoco hay managers con capacidad para exprimir a los pocos jugadores que tenga baso su mando.
Si acaso, un solo hombre pudiera ejercer con dignidad el puesto de manager, pero a ese ellos no lo van a poner, porque se trata del más claro, del que les ha dicho siempre las cosas en la cara, del más incómodo, el pinareño Alfonso Urquiola. Pero hasta en el caso del otrora segunda base y campeón con Pinar del Río en la Serie del Caribe, dudo que asuma tal resposnabilidad.
Y no lo hará por miedo a perder, sino porque el llamado equipo Cuba, el Tean Asere, la selección nacional o como quieran llamarle, tiene tanta caca detrás, dentro y en los alrededores que no vale la pena gastar una neurona en ponerse en el puesto de mando e intentar una travesía cualquiera. Es lo que pienso.