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Por Jorge Sotero
La Habana.- El tío Tony compró la semana pasada petróleo a 500 pesos el litro para poder regar el maíz que tiene sembrado y hacer que las mazorcas crezcan algo. Cuando me lo contó, el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, que de siembras, costos y gastos no sabe mucho, aún no había anunciado un alza del precio del combustible.
Cuando el tío vaya a vender ese maíz, tendrá que aumentarle el precio. Él sabe que será abusivo. De hecho, me lo comentó cuando hablamos, pero no tiene más remedio, porque el campesino tiene que ganar algo con su labor. A nadie se le ocurriría que gastaras 10 mil pesos en una plantación, para poner un ejemplo hipotético, y que fueras a venderla en cinco mil. Ese cálculo no existe.
El tío Tony no sabe, porque no lo ha leído o nunca nadie se lo ha dicho, que la inmensa mayoría de los países de este mundo subsidian las producciones agrícolas. En unos lugares los subsidios van al combustible, en otros a las maquinarias, en ocasiones al agua, y hasta a las semillas. Para otros, los impuestos son más bajos, y en algunos lugares lo subsidian todo, porque la alimentación de los pueblos es lo más importante. Y si los pueblos no tienen comida, se lanzan a la calle.
En Cuba no. En nuestra isla el campesino es un apéndice maldito, un ser defenestrado desde 1959, el dueño de una pequeña parcela que los gobernantes quieren nacionalizar para que después se llene de marabú, con la intención única de tener todo controlado. Los dueños de tierras en Cuba, salvo algunos en las provincias de Artemisa o Mayabeque, no reciben ningún tipo de subsidio.
Un guajiro de Placetas compró hace dos años un tractor en 27 mil dólares. Lo pagó a más de cinco veces lo que vale en el mercado. Los gobernantes orientaron que el caso del campesino placeteño saliera en televisión, como si los dueños de tierras en Cuba tuvieran ese dinero para darlo por un equipo para sembrar.
Cuando un presidente sube a un estrado y hace un anuncio, tiene que pensar en las consecuencias, y saber que sus palabras pueden ser utilizadas por aquellos que se dedican a analizar el comportamiento de los políticos. Y cuando Díaz-Canel dijo que Cuba vende «el combustible más barato del área, uno de los más baratos del mundo», mintió. Cuba vende el combustible al más alto precio del mundo, porque los cubanos tienen el salario más bajo del cual haya referencias.
Sin embargo, hasta el propio mandatario admitió que «cuando le subamos el precio al combustible van a subir algunos servicios y algunos precios», lo cual quiere decir que el frijol seguirá subiendo y dejará atrás los 500 pesos, que la carne de cerdo se irá sobre los mil pesos, y que los ‘regalos’ para los médicos, en consultas o intervenciones quirúrgicas, serán cada vez más costosos.
https://www.cibercuba.com/noticias/2023-12-19-u1-e199894-s27061-diaz-canel-avisa-cuando-subamos-combustible-van-subir-precios
Cuando Díaz-Canel dijo que «el particular que tiene que comprar combustible a más precios enseguida va a buscar la justificación para subirle el precio al transporte. Y el productor agropecuario que tenga que comprar diésel a un precio más alto le va a querer subir el precio a los alimentos. Y, sin embargo, todos estamos de acuerdo con la medida». Ese «todos» se refiere a los diputados, a esos cortesanos que van tras suyo levantando la mano por todo y que reciben prebendas a cambio.
Y si alguno no lo recibe, tampoco se opondrá, porque tiene miedo a decir lo que piensa, porque en Cuba la inmensa mayoría de las personas no decimos jamás la verdad. Nos la callamos por miedo a represalias, a ir presos, a que nos amenacen con sacar a nuestros hijos de la universidad o con que nos quiten del trabajo.
Cuando un presidente admite que subirán los precios por una medida que no tiene contrapeso alguno, es un inepto, o un hp. Incluso, puede ser las dos cosas, y no merece estar en el sitio en el que alguien lo puso, que en el caso de marras, se trata de alguien investido por la cúpula castrista.
Cuando un presidente no tiene valor para hacer lo que debe, incluso para renunciar, poner su cargo a disposición y convocar elecciones con el objetivo de que otro gobierno resuelva los problemas del pueblo, está cometiendo un crimen. Y los crímenes se pagan. Y eso el tío Tony lo tiene claro y me lo recuerda siempre.