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BUCLE (LA VIDA DE NOSOTROS)

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Por Alina Arcos Fernández-Britto ()
La Habana.- Hoy, último día del mes, no han traído a la bodega el arroz de la exigua «canasta básica», que deberían vendernos por medio de la mal llamada libreta de abastecimiento (cuando en realidad siempre fue de racionamiento), ilusorio paradigma de igualdad y distribución equitativa de nuestro socialismo, instaurado gracias a la revolución de, por y para los humildes. Eso, a pesar de que es este producto, la base fundamental de la alimentación de los cubanos.
Ya van tres meses sin suministrar por esta vía huevos, la única proteína animal de real valor biológico que consumíamos, y son muchos en provincia los que hace años no reciben «el pan nuestro de cada día». La lista de ausencias y retrasos nunca cumplidos, sería apabullante.
La inflación, aunque se haya ralentizado, continúa creciendo de forma indetenible, a pesar de que el cambio informal de divisas, se ha mantenido sin variaciones una pocas semanas.
El salario, en consecuencia, es cada vez más insuficiente, no ya para asegurar una vida digna (como debería ser y el Estado tiene la obligación de garantizar), sino incluso para alimentarnos. No digamos asearnos, vestirnos y calzarnos, que a esta altura pareciera un derroche innecesario.
El gobierno dicta decretos y regulaciones que controlan, desestimulan, ahogan y muchas veces impiden la iniciativa privada. Y promulga leyes que prohíben y penalizan un sinfín de actividades que son habituales en la dinámica de cualquier sociedad moderna que procure desarrollarse o sencillamente ser viable, sin que a cambio pueda garantizarlas en lo más minimo.
Como consecuencia, EN CUBA, ALIMENTARSE, lejos de ser un derecho humano básico, SE CONVIERTE, DE FACTO, EN UN DELITO. Para lograr acceder a los alimentos, los cubanos ESTAMOS OBLIGADOS a violar las leyes (varias de ellas), todos los días.
El cubano promedio, incluso el más honrado e íntegro, es forzado por el propio gobierno a delinquir, cuando incapaz de cumplir su cometido, proclama inconsecuente e impúdicamente leyes que sancionan las distintas (a veces únicas) posibilidades que han hallado los ciudadanos para poder subsistir.
Esto nos coloca todo el tiempo, en un estado de vulnerabilidad e indefensión, engendrado por quien es en realidad su máximo promotor y total responsable, y nos expone a la posibilidad (real) de ser procesados como comisores de delitos comunes. Cuando todo lo anterior tiene en realidad, un sustrato POLÍTICO.
Cuba es el país “más miserable” del planeta – PR NoticiasComo si no fuera suficiente, comunidades enteras carecen de agua.
La electricidad es, la mayor parte de los días, lujo de unos pocos.
El transporte público es completamente ineficiente.
La Salud Pública y la Educación carecen de un mínimo de calidad y hace muchos años que en la práctica no son gratuitas.
Cada vez son menos las inversiones destinadas a construir o mantener centros educacionales, culturales o de salud, o edificar viviendas para los necesitados; mientras crece el número de hoteles para turistas fantasmas.
Las cárceles se repletan cada día más de víctimas de la debacle social y de presos políticos inocentes.
El Estado abandona a los ancianos en Cuba - Observatorio Cubano de ConflictosLas ciudades (y el país todo), se hunde en la basura y la inmundicia, y la violencia, reflejo de todo lo anterior, crece exponencialmente en las calles y los hogares.
Los jóvenes huyen, las familias se fracturan y nuestros ancianos se quedan solos, desvalidos, gran número de ellos, menesterosos.
Nosotros mientras tanto, optamos por quejarnos (como yo, aquí y ahora), aunque a veces me consuele pensar que también me he atrevido a cuestionar y a denunciar al poder que nos tiraniza y nos avasalla.
Nosotros, es doloroso aceptarlo, seguimos aquí languideciendo, literalmente muriendo (de hambre, de tristeza o de vergüenza), sentados al televisor, conformándonos, casi que agradeciendo, la posibilidad de disfrutar por unos instantes de la programación deportiva, contentándonos con los premios de otros; o viviendo a través de las novelas nocturnas la vida de otros…sin valor para ser protagonistas de la nuestra.

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