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Por Sergio Barbán Cardero ()
Miami.- Decirle a una empresa que su dinero no le pertenece realmente, y que solo podrá usarlo dentro del país, es una forma sofisticada de expropiación o, como mínimo, una violación flagrante de los principios básicos del comercio internacional.
Esta medida vulnera acuerdos de inversión, tratados bilaterales y las más elementales garantías de seguridad jurídica.
¿Nueva cuenta piloto? ¿Con qué garantía?
La propuesta de abrir nuevas cuentas que no permiten transferir el capital atrapado suena, literalmente, a: “te estafamos, pero si traes más dinero, ahora sí te prometemos que no te volvemos a estafar.”
Es una idea incoherente, y hasta ofensiva, para cualquier inversionista serio. ¿Por qué confiar de nuevo en un sistema financiero que ya les ha congelado millones?
CUC, MLC y el eterno reciclaje de fiascos, no podemos olvidarnos de esto.
Muchos recordarán con amargura los experimentos del CUC, el MLC y otras invenciones monetarias. Todas nacieron con promesas de respaldo y convertibilidad, y terminaron estafando a los titulares de estas cuentas y colapsando la ya escasa credibilidad del sistema económico cubano.
El historial de cambios arbitrarios y unilaterales en las reglas del juego debería bastar para que cualquier “nueva cuenta” sea recibida con escepticismo (cuando no con absoluto rechazo).
Una medida desesperada, (en mi opinión), esta decisión no es una estrategia; es una señal de desesperación financiera extrema.
El Estado cubano está sin liquidez y en pleno colapso productivo. En lugar de aplicar reformas estructurales que restauren la confianza y promuevan el crecimiento, se opta por erosionar aún más la poca credibilidad que queda. Es el reflejo de un sistema fallido, agotado, incapaz de sostenerse sin recurrir al abuso institucionalizado.
¿Tendrá esto implicaciones legales y diplomáticas? Por supuesto que sí. Esta acción puede derivar en:
Demandas internacionales por incumplimiento de contratos.
Pérdida definitiva de confianza del capital extranjero.
Presiones diplomáticas de gobiernos cuyos empresarios han sido afectados.
Revisión o congelación de tratados bilaterales de inversión.
Los países podrían incluso advertir formalmente a sus ciudadanos sobre los riesgos extremos de invertir en Cuba.
Además, esta situación puede desembocar en la confiscación de activos del régimen en el extranjero, como respuesta a sentencias judiciales derivadas de procesos internacionales.
Tales mecanismos existen en el derecho internacional y ya se han aplicado a otros regímenes similares.
Ese dinero ni siquiera existe. No ha sido congelado, porque lo que no existe no se puede congelar.
Las bóvedas están vacías. No hay divisas, no hay respaldo.
Solo queda aire… Y el aire no se puede congelar.
PD: No soy economista. No hace falta ser economista para darse cuenta de que esto es un esquema de estafa encubierta. Solo hace falta sentido común y conocimiento básico de lo que significa propiedad privada, legalidad y confianza comercial.