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Hace más de mil años, Abu Rayhan al-Biruni encarnó lo que hoy llamaríamos una mente universal. Nacido en el siglo X en Jorasán (actual Uzbekistán), fue un sabio que combinó el pensamiento filosófico con la observación empírica, el método experimental y una curiosidad sin límites.
Estudió astronomía, física, matemáticas, farmacología, geología, antropología y geografía con un rigor que anticipó el método científico moderno. Sin telescopios ni instrumentos avanzados, determinó que la Tierra giraba sobre su eje y calculó su circunferencia con una precisión del 99,7 % respecto a las mediciones actuales.
Fue también uno de los fundadores de la geodesia, disciplina que estudia la forma y dimensiones del planeta. Además, elaboró detallados catálogos de estrellas, propuso hipótesis sobre la gravedad e investigó los eclipses, los movimientos planetarios y la refracción de la luz.
Su obra Al-Qanun al-Masudi fue una enciclopedia científica que rivalizó en alcance con la de Aristóteles. El historiador George Sarton lo describió como “una de las mentes más brillantes que haya existido”, y el orientalista alemán Eduard Sachau lo llamó “la mente más grande conocida en toda la historia”.
En una época en que la ciencia aún estaba en pañales, Al-Biruni demostró que el conocimiento no tiene fronteras ni religión, solo curiosidad y razón. (Tomado de Datos Históricos)