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Por Redacción Deportiva
Pinar del Río.- Un episodio desagradable que evidencia la persistente censura en los medios de comunicación cubanos, se vivió este lunes con la figura del ex lanzador Omar Ajete, abruptamente silenciado durante una transmisión televisiva en vivo, correspondiente al partido entre Pinar del Río y Santiago de Cuba, de la III Liga Élite.
Este incidente subraya una vez más la intolerancia del régimen hacia las opiniones divergentes y su férreo control sobre la información que llega al público.
Ajete, reconocido por su destacada carrera en el béisbol cubano, comenzó a expresar críticas sobre la gestión actual del deporte en la isla. Mientras abordaba temas sensibles relacionados con la administración y las condiciones de los atletas, su micrófono fue desactivado repentinamente, dejando a los televidentes atónitos ante el evidente acto de censura. (Ver el video)
Este tipo de interrupciones no son casos aislados en la televisión cubana. En mayo de 2021, el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) se vio obligado a ofrecer disculpas tras censurar escenas de contenido homosexual en la película «Ammonite», transmitida por el Canal Educativo.
Las escenas fueron eliminadas sin previo aviso, lo que generó una ola de críticas y acusaciones de homofobia institucional.
La censura sufrida a Ajete se enmarca en un patrón más amplio de represión contra la libertad de expresión en Cuba. Periodistas independientes y activistas han sido objeto de detenciones arbitrarias, cortes de internet y vigilancia constante por parte de las autoridades.
Según informes del Instituto Cubano por la Libertad de Expresión y Prensa (ICLEP), en abril de 2024 se registraron al menos 81 agresiones contra periodistas y comunicadores, incluyendo detenciones y amenazas.
Además, en vísperas del tercer aniversario de las protestas del 11 de julio, el régimen intensificó su acoso contra periodistas y activistas, implementando citaciones, interrogatorios y restricciones de movimiento para evitar cualquier cobertura de posibles manifestaciones.
El monopolio estatal sobre las telecomunicaciones, ejercido a través de la empresa ETECSA, permite al gobierno cubano implementar tácticas represivas como cortes selectivos de internet dirigidos a periodistas y activistas.
Estas interrupciones buscan impedir la difusión de información crítica y limitar la comunicación entre ciudadanos. En mayo de 2024, varios periodistas independientes reportaron la suspensión de sus servicios de internet en vísperas del Día Internacional de los Trabajadores, una estrategia recurrente del régimen para silenciar voces disidentes durante eventos significativos.
El silenciamiento de Omar Ajete y la continua represión a la prensa independiente reflejan la falta de compromiso del gobierno cubano con los derechos fundamentales de libertad de expresión y prensa. Estas acciones no solo afectan a los profesionales de la comunicación, sino que también privan a la ciudadanía de acceder a información veraz y diversa.
Es imperativo que la comunidad internacional condene estas violaciones y exija al régimen cubano el respeto a los derechos humanos. La presión externa, junto con la resiliencia de los periodistas y activistas locales, es esencial para fomentar un ambiente donde la libertad de expresión sea respetada y protegida.
En conclusión, la censura impuesta a Omar Ajete es un recordatorio más de la fragilidad de las libertades en Cuba. Mientras el gobierno continúe silenciando voces críticas y controlando férreamente los medios de comunicación, el pueblo cubano seguirá enfrentando obstáculos significativos en su lucha por una sociedad más abierta y democrática.