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Por Edi Libedinsky ()
¿Fue este un resultado justo? En Núremberg, Julius Streicher no fue condenado por haber cometido o participado en crímenes o actos de violencia física él mismo, sino que fue declarado culpable bajo el argumento de que, como periodista, sus numerosos discursos y artículos que apoyaban y excusaban la violencia lo convertían en un cómplice. Fue ahorcado.
Julius Streicher, un ferviente propagandista nazi y fundador del periódico antisemita Der Stürmer, fue uno de los juzgados en los Juicios de Núremberg después de la Segunda Guerra Mundial. A diferencia de la mayoría de los otros acusados, Streicher nunca ocupó un mando militar o un cargo gubernamental. Sus crímenes no fueron de violencia física, sino de palabras, palabras que ayudaron a construir y justificar una de las atrocidades más oscuras de la historia moderna.
A través de su periódico y discursos públicos, Streicher difundió teorías de conspiración llenas de odio y caricaturas deshumanizadoras del pueblo judío, alimentando un clima en el que el genocidio se volvió concebible y, en última instancia, ejecutable.
La fiscalía argumentó que la propaganda persistente y venenosa de Streicher «infectó la mente alemana» y allanó el camino para el Holocausto. Fue declarado culpable de crímenes contra la humanidad por «incitación al asesinato y al exterminio», marcando un precedente histórico: que el discurso, cuando se utiliza para promover la violencia masiva, puede constituir en sí mismo un crimen de guerra. El caso de Streicher se convirtió en un momento decisivo en la comprensión moral y legal del poder de los medios para causar daño.
Fue ejecutado en la horca el 16 de octubre de 1946, y según se informa, gritó «Heil Hitler» como sus últimas palabras. Los historiadores continúan debatiendo la justicia de su sentencia, pero su condena subrayó un principio crucial: la responsabilidad por la atrocidad se extiende más allá de quienes empuñan armas e incluye a quienes empuñan palabras.
Dato Adicional: Der Stürmer era tan crucial para la propaganda nazi que se exhibía en vitrinas públicas por toda Alemania, a menudo cerca de escuelas, asegurando que incluso los niños estuvieran expuestos a sus mensajes. El término «caricaturas del Stürmer» se convirtió en sinónimo de discurso de odio sancionado por el Estado, demostrando la aterradora eficacia de los medios de comunicación masiva en la formación de ideología.
Diccionario Histórico: Crímenes contra la humanidad – Una categoría de derecho internacional establecida después de la Segunda Guerra Mundial, que abarca actos sistemáticos como el asesinato, la esclavitud, la deportación y otros actos inhumanos cometidos contra civiles.