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El cofre perdido del herrero vikingo

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Hace mil años, en la isla sueca de Gotland, un artesano vikingo cargaba con el corazón de su oficio: un cofre de madera lleno de herramientas. Forjas, martillos, llaves, moldes… todo lo que un herrero podía necesitar para trabajar el hierro y sobrevivir en un mundo de barcos, espadas y aldeas.

Un día, quizá por accidente, quizá en medio de un viaje, aquel cofre se hundió en las aguas de un lago. El herrero lo perdió todo en un instante. No hubo regreso posible. Su taller quedó sepultado bajo el agua y el barro.

Siglos más tarde, en 1936, campesinos que trabajaban la tierra en Mästermyr, al oeste de Hemse, se toparon con un hallazgo insólito: el cofre intacto, custodiado por la ciénaga durante casi un milenio. Dentro, más de 200 herramientas de hierro, algunas de ellas diseñadas con una sofisticación que mostraba la maestría técnica de los vikingos.

Hoy se lo conoce como el Cofre de Mästermyr, y está expuesto en el Museo de Historia de Suecia. No es solo un tesoro arqueológico: es un taller entero detenido en el tiempo, una cápsula que revela cómo trabajaban y pensaban los artesanos nórdicos.

El herrero nunca recuperó su cofre. Pero su oficio, su ingenio y sus manos sobreviven todavía, forjados en hierro y conservados por el silencio de la tierra.(Tomado de Datos Históricos)

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