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Por Robert Prat ()
Miami.- En el mundo del béisbol, las transiciones de leyendas del diamante al banquillo son escasas, pero Albert Pujols parece estar a punto de escribir ese capítulo. Tras una carrera de 22 temporadas que lo consagró como uno de los mejores bateadores de todos los tiempos, «La Máquina» ahora enfrenta una encrucijada profesional que podría alejarlo de un compromiso de honor con su país.
El futuro Salón de la Fama se encuentra en la inusual y envidiable posición de ser cotizado por al menos dos franquicias de Grandes Ligas —Baltimore Orioles y Los Angeles Angels—para convertirse en su mánager, un giro que inevitablemente pondría en jaque su actual designación como director de la selección dominicana en el próximo Clásico Mundial de Béisbol.
Los Baltimore Orioles, que buscan un nuevo timonel para guiar a su joven y prometedor núcleo de talentos, han expresado interés formal en el primera base dominicano. Aunque aún no han realizado una entrevista formal, se espera que Pujols sea uno de los candidatos para reemplazar a Brandon Hyde, despedido durante una decepcionante temporada de 87 derrotas en 2025.
Los Orioles representan un atractivo proyecto gracias a una cantera de jugadores excepcionales que incluye a Jackson Holliday, Gunnar Henderson, Adley Rutschman, Coby Mayo y Samuel Basallo. Los lazos de Pujols con la organización son tangibles: Mike Elias, presidente de operaciones de béisbol de los Orioles, fue cazatalentos de los Cardinals durante la era de Pujols en St. Louis, y el dominicano mantiene una relación cercana con Matt Holliday, padre de Jackson.
No obstante, el mercado de Pujols no se reduce a Baltimore. Los Angeles Angels aparecen como el destino más probable y son el único equipo con el que el dominicano ya se ha entrevistado formalmente. Según reportes, Pujols incluso es la «primera opción» del propietario Arte Moreno para el cargo, tras una «reunión positiva» con el gerente general Perry Minasian.
La conexión con los Angels es profunda: Pujols jugó con la organización durante diez temporadas y, como parte de su contrato original de $240 millones, mantiene un acuerdo de servicios personales con el equipo hasta 2030. Aunque el ex jardinero estelar Torii Hunter también es un candidato serio para el puesto, la presión de los Minnesota Twins por Hunter podría inclinar la balanza a favor de Pujols.
Aunque Pujols nunca ha formado parte de un cuerpo técnico en Grandes Ligas, no llega a este proceso carente de experiencia. Su hoja de vida dirigencial, aunque breve, es notablemente exitosa. En su primera incursión en los banquillos, llevó a los Leones del Escogido a coronarse campeones tanto de la Liga de Béisbol Profesional de la República Dominicana (LIDOM) como de la Serie del Caribe 2025.
Con este logro, Pujols se unió a un selecto grupo de leyendas dirigenciales dominicanas—Tony Peña y Félix Fermín—como únicos managers en ganar ambos trofeos en su primera temporada. Esta capacidad de liderazgo inmediato sin duda ha llamado la atención de los equipos de MLB que buscan un nuevo director.
Justamente este historial de éxito es lo que hace tan valioso a Pujols y, al mismo tiempo, plantea un conflicto de agendas. Actualmente, el futuro miembro del Salón de la Fama tiene un compromiso oficial para dirigir a República Dominicana en el Clásico Mundial de Béisbol 2026, un cargo que fue presentado con orgullo junto a Nelson Cruz, gerente general de la selección.
Sin embargo, el propio Pujols ha sido transparente sobre sus prioridades: en una reciente entrevista, dejó claro que aceptaría un puesto de mánager en Grandes Ligas si se lo ofrecen, incluso si eso significa renunciar a la dirección del equipo dominicano. «Si eso pasa, imagínense ustedes, ¿quién no quiere estar en Grandes Ligas?», declaró Pujols, añadiendo que «no sería traicionar a la patria».
Al final, la posibilidad de que Albert Pujols no esté en el Clásico Mundial de marzo próximo representa el precio de su propio éxito y la consecuencia natural de su transición de jugador a dirigente.
Mientras la temporada baja avanza, el béisbol estadounidense observa con atención si una de sus leyendas más grandes dará el salto directamente al banquillo, sin escalas, para comandar a una nueva generación de peloteros.
Su futuro inmediato se decide entre la oportunidad de escribir un nuevo capítulo en Grandes Ligas y el honor de dirigir a su tierra natal en un torneo global. Sea cual sea el desenlace, una cosa es segura: la Máquina sigue en movimiento, solo que ahora su rumbo apunta hacia el dugout.