
Newsletter Subscribe
Enter your email address below and subscribe to our newsletter
Una de las imágenes más simbólicas de la Primera Guerra Mundial muestra al cabo Seyit Onbaşı, el artillero turco que se convirtió en leyenda.
El 18 de marzo de 1915, durante el intento aliado de cruzar los Dardanelos, una de las últimas líneas de defensa del Imperio Otomano, el fuerte de Mecidiye quedó prácticamente destruido. Entre el humo y los escombros, el cañón de Seyit seguía en pie… pero su grúa de carga había quedado inutilizada.
Sin dudarlo, Seyit levantó a pulso un proyectil de 215 kilogramos y lo cargó en el cañón. Lo hizo no una, sino tres veces, permitiendo mantener el fuego contra los barcos enemigos. Uno de aquellos disparos habría impactado en el acorazado británico HMS Ocean, que poco después se hundió.
El gesto se convirtió en símbolo del heroísmo otomano durante la batalla de Galípoli. Fue ascendido a cabo, y su nombre pasó a los libros de historia. Sin embargo, la foto que lo hizo famoso fue tomada después de la guerra, cuando se le pidió recrear su hazaña para la cámara.
Seyit Onbaşı vivió el resto de su vida humildemente, primero como guardabosques y luego como minero. Murió en 1939, y una estatua suya, levantada en 1992 frente al estrecho que defendió, recuerda aquel instante imposible en que un hombre, solo y sin maquinaria, levantó el peso de una nación entera.