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Cuando el voltaje se descontrola, la vida también

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Por Jorge de Mello ()

La Habana.- De nuevo voy a hablar de mis pequeñas miserias cotidianas, aunque soy consciente que mi situación no es de las peores, pero en esencia mis problemas son similares a los de nueve millones de seres humanos que habitan este país, y sobre todo, nuestras dificultades absurdas tienen el mismo origen.

De ahí que insista en dejar constancia de algunas de las jodidas circunstancias de esta época, porque de esos pequeños sufrimientos diarios no se ocupan la prensa cubana ni los noticieros de la TV, ni programas como la Mesa Redonda. Tampoco los políticos que controlan con mano férrea el país lo reflejan en sus constantes discursos plagados de arengas, justificaciones y amenazas.

A las 12:20 de la madrugada se apagó el aire acondicionado de nuestro cuarto, como ha sucedido durante muchas noches en los últimos meses. Nos despertó el sonido seco que emite el equipo al dejar de funcionar inesperadamente. Pensamos que era otro de los apagones con los que nos castiga cada día la incompetencia y el voluntarismo del gobierno cubano.

Me levanté, abrí una ventana y descubrí con cierto asombro que el barrio tenía luz. Sin embargo, el protector de linea de nuestro equipo había enloquecido, los minúsculos bombillos rojo y amarillo indicaban que algo no estaba bien, se encendían y apagaban intermitentemente impidiendo que el aire acondicionado funcionara. Esperamos 15 o 20 minutos y el aparato no arrancaba, dimos vueltas por la casa, revisamos otros equipos electrónicos, conectamos y desconectamos el catao, chequeamos el tomacorriente, hasta que llegamos a la conclusión de que los cambios constantes de voltaje habían dañado el controlador de línea.

La ineficiencia de la UNE

Volvimos a acostarnos hastiados y preocupados. El calor, los mosquitos y la idea de que hoy tenía que buscar un electricista y gastar un montón de plata en comprar un controlador de voltaje no me dejaba retomar el sueño.

Entonces, exactamente a las 12:50 se oscureció toda la zona, se trataba del apagón real, el que nos corresponde por vivir en Cuba. Duró 10 inexplicables minutos, cuando todo se alumbró de nuevo descubrimos que había cesado el parpadeo de las pequeñas luces del protector de línea. Pasado un rato se encendío la lucecita verde y empezó a funcionar de nuevo el equipo de aire.

Respiramos con cierto alivio y nos pusimos a buscar una explicación. Entonces recordamos que nuestro aire acondicionado funciona con electricidad 220v y supusimos que fue la línea de 220 la que se había descontrolado con la inestabilidad del voltaje.

A esa hora entendimos que estábamos ante una nueva variante de la ineficiencia de la UNE. El disgusto me impidió disfrutar el hecho de que la situación no era tan grave como habíamos imaginado.

Conclusión: no pude volver a dormir hasta pasadas varias horas. Al despertarme esta mañana golpeado por la falta de sueño, me di cuenta que estaba actuando de manera errática, como lo haría un mono con rabia.

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