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Operación Alacrán o crónica de una guerra híbrida doméstica

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Por Víctor Ovidio Artiles ()

Caibarién.- Como parte de la guerra híbrida a la que estamos sometidos, anoche se infiltró un alacrán en la casa. Nuestro Destacamento Mirando al Piso, detectó su presencia en áreas de la cocina-comedor. De inmediato se decretó la fase de alerta y la Brigada de Animales Peligrosos entró en acción.

Como parte de la preparación combativa, hemos creado dicha brigada para el enfrentamiento a bichos más agresivos entre los que se encuentran, además de los alacranes, mosquitos, jejenes, ratones, vendedores de filete de pescado, cobradores de la Empresa Eléctrica y por supuesto las ranas.

Se cumplió el protocolo para estos casos. Yo, en mi cargo de Zapador, me encargué de la ubicación del enemigo. Ya localizado, mandé a buscar unas chancletas gordas que separaran la piel del aguijón del enemigo en el momento del fuetazo. La parte femenina de la Brigada, se encargó de rodearlo y proferirle frases ofensivas como «bicho asqueroso», «Dios mío, aquí no hay quien viva», «Coño de su madre», «Uff, que escalofrío», «Madre mía, está donde duerme Johnny».

Me calcé las chancletas, marca Adidas, y en un salto a lo Javier Soyomayor, le caí encima con todo mi peso… bueno, he bajado un poco pero algún daño puedo hacer.

Una vez inmovilizado, pasamos a la fase conocida en la tropa como Repite y Pon Camarón. El cuerpo insistente del alacrán seguía amezante y alguien propuso cortarle el rabo. Aquello me dio un escalofrío tremendo, no puedo negarlo. Seguí dándole patadas hasta dejarlo cual la portada de disco de Scorpions, Love at first sting.

Una vez eliminado el ataque, nos dispusimos a limpiar la escena del crimen porque, con peligro o sin peligro, el piso de la cocina sigue siendo el mejor lugar para dormir.

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