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Por Edi Libedinsky ()
𝐄𝐥 𝐛𝐞𝐬𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐦𝐮𝐣𝐞𝐫 𝐚𝐫𝐚ñ𝐚 (1985), dirigida por Héctor Babenco, es un drama conmovedor y provocador que explora temas de identidad, sexualidad, política y el poder transformador de la narración.
Ambientada en una prisión de Buenos Aires durante la dictadura militar de Argentina, la película sigue la compleja relación entre dos compañeros de celda: Luis Molina, un hombre extravagante y abiertamente gay encarcelado por «corrupción de menores», y Valentín Arregui, un estoico revolucionario político encarcelado por sus actividades subversivas.
Molina, interpretado por William Hurt en una actuación ganadora del Premio de la Academia, se caracteriza por su encanto, ingenio y narración imaginativa. Para pasar el tiempo y escapar de la sombría realidad de la vida en prisión, cuenta elaborados relatos, a menudo erotizados, de romance y aventura, basándose en películas y fantasías.
Estas historias sirven tanto como un mecanismo de afrontamiento como una lente a través de la cual interpreta el mundo. Valentín, interpretado por Raúl Juliá, inicialmente se resiste a las narraciones de Molina, viéndolas como distracciones triviales de su dura realidad, pero gradualmente, los relatos de Molina revelan verdades más profundas sobre el deseo humano, la vulnerabilidad y la esperanza.
La película explora la intersección de las luchas personales y políticas. Valentín representa el compromiso ideológico y la rigidez moral, mientras que Molina encarna la inteligencia emocional, la empatía y la supervivencia a través de la adaptabilidad.
A medida que la relación de los dos hombres se profundiza, desafían las visiones del mundo del otro, lo que lleva a un vínculo improbable que trasciende las fronteras sociales, políticas y sexuales. El entorno de la prisión amplifica los temas de confinamiento, represión y la búsqueda de la libertad, tanto literal como metafórica.
La dirección de Babenco equilibra el realismo con secuencias de fantasía oníricas, a menudo difuminando la línea entre las historias de Molina y las experiencias vividas por los personajes. Las actuaciones, particularmente la de Hurt, transmiten una profunda profundidad emocional, vulnerabilidad y resiliencia.
𝐄𝐥 𝐛𝐞𝐬𝐨 𝐝𝐞 𝐥𝐚 𝐦𝐮𝐣𝐞𝐫 𝐚𝐫𝐚ñ𝐚 es una poderosa exploración del amor, la identidad y la conexión humana en circunstancias opresivas. Examina cómo la imaginación y la compasión pueden ofrecer la liberación, incluso en los momentos más oscuros, y desafía a las audiencias a reconsiderar las normas sociales, los prejuicios y el potencial transformador de la empatía.