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Contra la indiferencia: mi necesidad de no callar ante la injusticia

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Por Tania Tasé ()

Madrid.- Sí, estoy otra vez (y aún) en Nepal. Hace tres días hice un post-meme sobre la primera dama de ese país relacionando a nuestra no primera dama. Una broma de humor negrísimo con comentarios llenos de sarcasmos. A veces soy también así.

Ese post tuvo muchísimas reacciones públicas y también privadas. Entre ellas algunas cargadas con mucho reproche e incluso decepción y también lecciones, tales como: la vida de cada ser humano es sagrada o: parece mentira, Tania, que tú precisamente…

Una anda por la vida haciendo lo suyo, lo que unos llaman pomposamente su «obra «, y que yo prefiero llamar «lo que puedo, dentro de lo que debo «.

Yo no voy a emplear energía en defenderne de decepciones ajenas porque yo no trabajo para la aprobación. Lo que hago es mi propia necesidad de no ser indiferente a la injusticia en cualquier región y contexto. En ese sentido se puede decir que trabajo para mí misma.

El post se queda. Y aunque no me sienta obligada, voy a explicar por qué.

Yo detesto profundamente la violencia, aunque soy capaz de comprenderla, como todo el que ha sido víctima de ella. Y también, como todo el que la ha ejercido como respuesta.

Siempre he abogado por la lucha cívica pacífica y lo seguiré haciendo. También estoy profundamente convencida de que ningún ser humano tiene derecho a quitarle la vida a otro por diferencias de pensamiento, ideología, raza o color de piel, creencias religiosas, preferencias sexuales, relaciones comerciales y un larguísimo etcétera…

¿Dije ser humano?

Sí, yo estoy hablando de diferencias entre seres humanos, que deben ser resueltas por la vía pacífica, la comunicación, el diálogo y la negociación.

Ahora bien, la pregunta que se impone es: ¿Son seres humanos, las bestias que asesinan, encarcelan, destruyen familias enteras, engañan, maltratan, mienten y torturan?

¿Son seres humanos los que destruyen naciones? ¿Lo son los que roban la esperanza, las ilusiones y la conciencia de ser seres individuales a muchas generaciones?

¿Son seres humanos las bestias que te condenan al hambre y al desamparo desde que naces? ¿Lo son las que te hacen traicionar a tu madre, morder la mano de un amigo, delatar a tu hermano?

Quiero saber qué piensas. Y quiero saberlo ahora.

Mi sueño: los tribunales

Mi sueño ideal y el fin de mi lucha es ver sentadas a estas bestias en tribunales del pueblo y después tras las rejas, pagando lo que deben. Quiero ver el miedo en sus jetas crueles. Una muerte rápida no los hace pagar el daño que han hecho a la individualidad de cada ciudadano cubano. Y a la nación como un todo, como la casa hogar que debe ser para todos.

Mas, viendo el sufrimiento de mis conciudadanos, y sufriendo también yo, tengo que decir que a estas alturas del campeonato, me importa una puta mierda cómo los saquemos del poder, a las buenas o las malas.

Habrá, y hablo por mí y para mí, que posponer las discusiones estéticas para cuando el paciente esté a salvo.

Y este paciente se llama CUBA.

Nota al pie: la primera dama de Nepal fue asada en su propia mansión. Pero antes, los dictadores de ese país se cargaron en dos días la vida de 19 jóvenes. Jóvene -niños- que dijeron: ¡basta ya!

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