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Por Michel Hernández ()
Madrid.- En Cuba, hace 19 años subió a un escenario por primera vez la banda mexicana Jaguares. El concierto, según cifras oficiales, reunió a casi 10 000 personas. Jaguares no tenía en Cuba la misma resonancia que en otros países del continente, donde eran venerados como símbolos.
El público estuvo constituido en su mayoría por estudiantes extranjeros y jóvenes cubanos. Aprovecharon la oportunidad para escuchar en vivo a una formación de calibre internacional.
Los teloneros fueron el grupo de pop Wena Onda. Esto volvió a demostrar que entre nosotros no ha existido mucha coherencia al seleccionar a las bandas que abren para otras bandas. Este error se ha venido arrastrando hasta hoy.
Wena Onda pasaba revista a una apreciable cantidad de seguidores. Sin embargo, su propuesta no se relacionaba con las credenciales de Jaguares. Tampoco se conectaba con lo que mostraron los mexicanos en el escenario.
Jaguares no se guardó nada y repasaron un repertorio legendario. Sus canciones eran repetidas entre el público foráneo que acudió desde bien temprano a la llamada Tribuna Antimperialista. Hoy este lugar se ha convertido en un sitio de alquiler de eventos.
La alineación, que se desprendió de los históricos Caifanes, tuvo en el vocalista Saúl Hernández su figura más representativa. El guitarrista César López “Vampiro” también era una figura destacada. Venía de integrar Mana y participar en la grabación del disco ¿Dónde jugarán los niños?, un álbum cardinal en la carrera del grupo liderado por Fher.
En el concierto, tiraron de temas como ‘Ayer me dijo un ave’. Fue dedicado a las víctimas de los feminicidios en Ciudad Juárez. También hicieron temas de ‘Crónicas de un laberinto’, su álbum más reciente hasta ese momento.
Durante la presentación Saúl dijo que quería abrir una puerta en La Habana. Una puerta para la presentación de otras bandas internacionales en la isla, carente ya se sabe de conciertos de esa naturaleza.
Jaguares volvió luego a retomar su trabajo como Caifanes. El deseo de Saúl no se logró por completo, pero años después sí ocurrieron conciertos en La Habana que nadie, visto lo visto, habría podido imaginar.
(La imagen es de Raúl López, un histórico fotógrafo de Granma fallecido por COVID en 2021).