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El 22 de agosto de 1911 (hace ciento catorce años hoy) Vincenzo Peruggia robó la Mona Lisa del Museo del Louvre en París. A pesar de ser el robo de arte más notorio de la historia, no hubo nada espectacular en su método.

Peruggia era un empleado del museo. Simplemente esperó hasta que la sala con la Mona Lisa estuviera vacía, luego quitó el cuadro de la pared, lo sacó del marco, lo ocultó bajo su bata y salió por la puerta. Mantuvo la pintura escondida en su apartamento de París durante dos años, luego la llevó a su Italia natal donde intentó venderla. Fue arrestado poco después.

En su juicio, Peruggia alegó que había robado la pintura para devolverla a Italia, de donde Napoleón la había robado. Aunque la historia era una tontería (el propio DaVinci llevó la Mona Lisa a París como regalo al rey francés, y el intento de Peruggia de venderla no dejaba dudas sobre su verdadero motivo), Peruggia fue tratado como un héroe en Italia y recibió una pena de solo un año, de los cuales cumplió solo 7 meses.

La publicidad que rodeó el descarado robo de la Mona Lisa la convirtió en la pintura más famosa del mundo. Si bien era considerada una obra maestra antes del robo, no era especialmente conocida. El robo catapultó la pintura a su estatus como la obra de arte más popular del planeta.

Las fotos son la ficha policial de Vincenzo Peruggia y una vista típica de la Mona Lisa en el Louvre en la actualidad, una prueba de que no sería tan fácil llevársela ahora.

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