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No había tanto calor. Debido a la lluvia de la tarde, quedaba una brisa suave y húmeda. Dejamos las ventanas abiertas para que ladrones y mirahuecos pudiesen trabajar sin contratiempo. Uno debe escoger y escogimos dormir.
Pero los dioses, que lo ven todo, nos vieron. Una escena casi inédita mostraba tres camas con personas encima. El Olimpo estaba revuelto y Zeus citó a una reunión extraordinaria.
Fueron llegando un dios tras otro, luciendo sus trajes preciosos y sus ojos radiantes y sus cuerpos repletos de hemoglobina y sus hígados grasos. Se sentaron en el salón donde toman las grandes decisiones.
Zeus lanzó tres rayos contra una pared y puso el video donde aparecemos durmiendo como bebés del Primer Mundo. Hera planteó que era justo nos dieran una noche.
Eolo se comprometió a mantener la brisa del suroeste. Ares manifestó su insatisfacción y agregó que dormir no ayudaba a resolver los problemas y se quejó por la baja incidencia sexual de las personas.
Artemisa secundó a Ares y prometió mandar más mosquitos como forma de aumentar la caza y prepararnos para la defensa.
Hermes aplaudió a Artemisa con la moción y explicó que había hecho un envío especial de mosquitos Aedes, entrenados con las Fuerzas Especiales Olímpicas. Atenea gritó y dejó claro que aunque no estábamos en San Miguel, como ella, también teníamos derecho a dormir en una cama al menos una vez por quincena.
Apolo se puso de pie y, tras arreglarse el pelo, me señaló en el video y me utilizó de ejemplo de hombre fuerte. Desclasificó la noticia de la colocación en mi pecho de dos corazones. Hefesto lo acusó de corrupto e irresponsable.
La reunión, calentica como estaba, mostraba cierta tendencia a la división entre los dioses. Zeus se dirigió al resto de los invitados. Crono prometió ser exacto con los horarios de apagón. Hércules, luciendo sus abdominales, dijo que los colchones deformaban el físico. Hades pidió permiso para poner a hervir las casas. Dionisio planteó que la solución era meterle a la curda para caer rendidos.
De pronto, otro levanta la mano. Zeus lo autoriza. Era el Muchacho del Catao. Se cierra los botones inferiores de la camisa y dice:
«Compañero Zeus, compañeros y compañeras, Dioses todos: El caso que analizamos hoy ya ha sido tratado muchas veces. Esos mortales tienen que entender que son apagables. Eso de dormir en camas es un rezago, una muestra de debilidad y aburguesamiento. Prometió estar en contacto con Cronos y poner la corriente en el mismo momento en que suenen las alarmas. ¡Que grande eres Zeus!»
Un nutrido aplauso cerró la reunión. Cada cual salió a los suyos. Zeus se quedó hablando con el Muchacho y se puso a tirar rayos para todos lados.
Empecé a sudar copiosamente. La brisa desapareció y miles de mosquitos amaestrados se lanzaron sobre nosotros. Le quitamos las fundas a la almohada y… a meterle al Break Dance otra vez.