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Por Tania Tasé ()

Berlín.- Yo sé que con este texto me voy a buscar un pan con bichos con una pila de hermanitos de adentro y de afuera.

Pero estoy acostumbrada a comer lo que sea y a no comer si es preciso. Mi cuerpo tiene memoria de las veces que ha pasado hambre. Mi cerebro tiene memoria del asco de bañarme con laticas de agua sucia cargada por escaleras oscuras. Mi espalda también lo recuerda.

Al grano, pues:

Algunos cubanos que no viven en Cuba son hipercríticos cuando en un lugar de Cuba, pongamos como ejemplo lo más reciente, cierran la céntrica calle Reina porque llevan muchos días sin agua.

Llegan primero (y en una dictadura no puede ser de otro modo), las patrullas con los policías y luego un par de camiones cisterna con agua (pipas). Los protestantes se apresuran a hacer la cola y llenar los cubitos conque antes cerraron la calle. Y ya : fin de la protesta, se van a casita (de las que les puede caer en cualquier momento el techito en sus cabecitas) y esa noche al menos cuentan con un poco de agua para lavarse los dientes y sin pagarle al pipero.

Protestaron por agua y agua obtuvieron… por el momento. Entonces algunos hermanitos míos del exilio (que supongo se hayan dejado el pellejo y también la memoria luchando por sus derechos en Cuba) se ponen verdes de cólera porque la gente pidió agua y no libertad. Otros se burlan y chotean a los protestantes, haciéndoles corito a las clarias del régimen que se parten de la risa con todo eso, aunque ellas mismas tampoco tengan agua, ni electricidad, ni comida, ni derechos, ni, ni, ni…

Me imagino que…

Bueno, queridos patriotas y patrioteros del exilio, no estamos ayudando. Porque estamos olvidando que los que cerraron la calle Reina están reclamando como pueden, pero al menos lo están haciendo.

En un país donde todo el que salió a pedir libertad está preso o desterrado, o emigrado en peligro ahora mismo de ser deportado y devuelto a ese infierno. En un país donde un like, un comentario o un post, te puede costar hasta 25 años de cárcel. Remember, please: Dayron Martin, Luis el alemán, Alexander Fábregas, La Chamaca de Nuevitas, Aniette González con su bandera cubana, Alexander Fábregas y Sulmira, la chica negra de nombre dulce, el chico de San Antonio de los Baños que fue el palo que hizo monte el 11J y otros muchos.

Quisiera saber qué han hecho los hipercríticos y los choteadores por ellos. Hasta ahí llego con ustedes.

Y esto va con los de adentro, los que están en el infierno: Yo me imagino que todos tengan agua y por eso no cierran calles cuando otros lo hacen.

Y me imagino que todos tengan electricidad y por eso ni suenen los calderos cuando otros lo hacen. También me imagino que sólo tienen hijos presos los familiares que protestan y por eso tienen represión constante.

Yo me imagino que sólo los estudiantes universitarios tienen problemas con ETECSA. Yo me imagino que sólo los Masones tienen intromisión de la inSeguridad del Estado en los asuntos internos de su fraternidad.

No nos matemos entre nosotros

Me imagino que sólo los intelectuales que protestan los días 18 de cada mes quieren un cambio real porque sólo ellos están afectados por el sistema. Yo me imagino que sólo los de Asamblea de Cineastas Cubanos sufren censura.

Entiendan de una vez que no alcanzan las patrullas, ni las pipas, ni la electricidad, ni las cárceles para todos. Entiendan que los privilegios que tienen ahora, caducan dentro de media hora a más tardar. Y entiendan que es una lucha de todos y por todos.

Los están matando, nos están matando y nos estamos matando entre nosotros.

No acabamos de cerrar fila y dirigir los proyectiles hacia dónde van.

Para un pueblo tan dañado de todas las maneras es difícil el ejercicio de la protesta cívica en cualquiera de sus formas. Es algo en lo que estamos gateando aún, pero de todas formas, moviéndonos. Y eso era impensable hasta ayer por la tarde.

No estoy llamando al conformismo, como nunca he llamado a la calle. Estoy llamando a apoyar, a acompañarnos, a preguntar qué necesitas antes de criticar. Y lo más importante: a organizarnos. Y eso es imposible sin un mínimo de empatía y respeto.

Los leo y me preparo. Las hormigas van a morder duro, pero yo estoy entrenada.

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