Enter your email address below and subscribe to our newsletter

Armas de ficción para una guerra de mentira: el guion repetido del chavismo

Comparte esta noticia

Por Jason Duarte ()

Caracas.- El gobierno de Venezuela ha vuelto a desempolvar su obra teatral favorita: el acto de mostrar un arsenal de juguete —fusiles oxidados, chalecos antibalas con olor a naftalina y walkie-talkies de los ochenta— que supuestamente pertenecía a «grupos terroristas» dispuestos a derrocar la revolución.

Se trata del mismo guion que Hugo Chávez estrenó en 2002, cuando exhibió unas metralletas que parecían sacadas de Rambo III y juró que la CIA planeaba envenenar su café.

Ahora, con el portaviones de Trump merodeando el Caribe, Maduro ha decidido que es hora de una secuela. Y, como siempre, el elenco es malo, el decorado es cutre y el público ya no se lo cree.

Lo más divertido de esta pantomima es la previsibilidad. Siempre es el mismo montaje: una mesa larga cubierta con un mantel barato, donde colocan las «pruebas» como si fueran trofeos de caza. Esta vez, hasta pusieron un dron que parece comprado en Amazon con descuento.

Los presentadores —generales con más medallas que victorias, y el criminal de Diosdado Cabello— hablan con la solemnidad de un narrador de documental de animales, pero no pueden disimular el sudor en la frente. ¿Nadie les dijo que en Hollywood al menos usan armas de utilería que parecen de verdad?.

El mismo viejo libreto

La estrategia es tan vieja como el chavismo mismo. En 2009, Chávez mostró «misiles» que resultaron ser tuberías pintadas de negro. En 2014, Maduro exhibió «explosivos» que eran cajas de herramientas oxidadas.

Ahora, en 2025, repiten la fórmula porque es lo único que saben hacer: inventar enemigos para ocultar que el país se desangra en hiperinflación, apagones y una diáspora que ya supera los 8 millones.

¿Por qué no mejor muestran las neveras vacías? Ah, cierto: eso sí es un arma de destrucción masiva.

El timing no es casual. Trump ha enviado barcos al Caribe como recordatorio de que la paciencia de Washington se agota, y Maduro responde con este circo para parecer un líder bajo asedio, no un dictador que hunde a su pueblo en la miseria.

Es un bluff patético: sabe que no puede enfrentarse a la marina estadounidense, pero espera que sus generales —y sobre todo Cuba— le crean el cuento. Mientras, en los barrios, la gente se muere de dengue y los hospitales no tienen aspirinas.

El miedo ante el ‘imperio’

Lo irónico es que estas armas «incautadas» suelen ser el mismo material que el ejército venezolano perdió en redadas reales contra el crimen organizado. Hasta el más despistado reconoce esos fusiles AK-47, M-16, o el que sea: son los que compraron hace una década y que luego «desaparecieron» de los arsenales.

Ahora los muestran como trofeos, pero en las cárceles, los pranes siguen armados hasta los dientes con equipo de procedencia oficial.

Al final, esta farsa solo confirma que el régimen ya no tiene ideas, solo manuales viejos. Cuando Chávez lo hacía, al menos tenía carisma. Maduro ni siquiera eso: suda pánico frente a las cámaras y le tiembla la voz al decir «imperio».

Quizás deberían cambiar de actores… o mejor aún, cancelar la función. Pero no lo harán. Porque en Venezuela, el teatro es lo único que no sufre desabastecimiento.

Deja un comentario