
Newsletter Subscribe
Enter your email address below and subscribe to our newsletter
Por Eduardo Díaz Delgado ()
Cuando se habla de un parón de todo, general, corto y efectivo, para que sea lo menos doloroso posible para la familia, la lógica es bastante sencilla.
El sistema funciona con remesas y recargas, me refiero al funcionamiento del bodrio de gobierno actual. No es para que se queden sin dinero, ellos tienen de sobra. El punto es que como está la situación, la falta de crédito moral con sus pocos fieles, las perspectivas de futuro del control del país (que son muy inciertas) y la sensación de que pueden durar entre 10 minutos y 5 años; los están llevando a no invertir el dinero que tienen clavado en un rescate.
Esos miles de millones (3, 5, 18 o 25 da igual) no están siendo invertidos en Cuba porque los que menos creen que la revolución vaya a durar son ellos. Así que como funciona esto hoy es a base del «diario». Dinero que sacan de Cuba, adiós, no se reinvierte porque puede que no se recupere, es altamente probable que no.
Entonces no es un tema lo de dejarlos sin dinero. Tampoco es hacer que la gente se enfrente a una represión por desesperación, no. Se trata de que, con un parón de repente, terminen haciendo lo que hace cualquier sistema, cualquier organismo: aislarse, preservar las funciones principales e ir desconectado las menos importantes para ellos.
La represión y el sistema de vigilancia son de las cosas importantes, pero ya hay síntomas de afectación muy llamativos. Luego dietas, transporte y hasta los medios para trabajar. Es lo próximo a desconectarse del sistema.
Olvídate ya de lo que era propaganda de antaño: salud y educación, hace rato no hay para eso.
Olvídate del funcionamiento de infraestructuras, eso funciona con lo que genera, nada. Entonces casi con convulsiones, están dejando sus glóbulos azules (referencia a los glóbulos blancos, las defensas -aclaro por si acaso-) con el mínimo; el descontento ahí es común y las prebendas también escasean.
Otro cierre ahí en esos puntos de autoconservación y en los ejércitos de propagandistas y el sistema implosiona. Los que manejan la «Waka» están tan desconectados de algunas cosas que no se dan cuenta de que los cayos de quienes los defienden andan pisoteados por ellos mismos.
El otro factor importante, que se está dando solo, es el efecto de propaganda que significa que la gente esté haciendo rechazo generalizado a «la cosa» y a sus defensores. Se está generalizado un fenómeno, el que huele a revolución cada vez es peor visto.
Los mismos revolucionarios andan profesando una fé que se aleja de la realidad que ellos viven y se están haciendo preguntas que no pueden responderse dentro del dogma.
Empiezan a pedir cambios y soluciones por fuera y desde dentro es un infierno. Si a eso le sumas rechazo social, las órdenes de combate son como una canción de Raúl Torres, motivos de burlas.
El carnet del PCC va pareciéndose a la escena de muñequitos de los niños que pintaron el cartel de ‘Aabajo Machado’ cuando la madre le dice: «Wilbor suelta ese papel cochino». Esto es algo que era impensable. Pues, es el factor determinante.
La suma de todas estas cosas, y la poca destreza para buscar soluciones haría que el parón fuera casi imperceptible, pero para eso vuelve a hacer falta una fecha, sincronización y hablar solo lo necesario. A partir de tal día, 0 plata. Eso no lleva otra cosa.
Lo otro es sentarse a mirar cómo empieza el fallo multiorgánico. Ya después lo de la calle es opcional, cuando la gente se dé cuenta que no hay respuesta, que lo que queda es un cascarón vacío, va a ser muy fácil entrar hasta la cocina de quien tú sabes.
Ya, era eso. Buenas noches.