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Por Yeison Derulo
La Habana.- La enseñanza del ruso vuelve a ocupar un espacio privilegiado en la televisión cubana. Esto ocurre como parte de la celebración por el 65° aniversario del restablecimiento de relaciones diplomáticas con Moscú.
El Canal Educativo bien podría estar dedicando tiempo a reforzar asignaturas en crisis como Matemática o Español. En estas materias, miles de estudiantes muestran severas deficiencias. Sin embargo, ha decidido transmitir tres veces por semana un curso de ruso presentado por profesores del Instituto Estatal Pushkin.
El régimen lo vende como un “puente cultural” y un homenaje a las “naciones hermanas”. Sin embargo, el trasfondo es otro: obedecer las prioridades políticas dictadas desde el Kremlin. Mientras tanto, la educación cubana atraviesa una de sus peores etapas.
No hay tiza en muchas escuelas, los maestros se jubilan o emigran, y las aulas se llenan con improvisados “docentes emergentes”. Sin embargo, el Estado encuentra recursos para traer instructores rusos y producir 18 episodios televisivos.
El programa Profesor Ruso en el Extranjero es presentado como un logro de cooperación. En la práctica, es una pieza de la agenda de acercamiento geopolítico que La Habana impulsa para aferrarse a sus pocos aliados. Sin embargo, en provincias como Santiago de Cuba o Matanzas, donde planean expandir la iniciativa, hay estudiantes que no tienen ni un aula en condiciones dignas para recibir clases.
La historia no es nueva. Entre 1960 y 1991, unos 35.000 cubanos estudiaron en la Unión Soviética. Aquella oleada de “amistad” se sustentó en un intercambio desigual. En dicho intercambio, Cuba cedía soberanía a cambio de apoyo político y económico. Ahora, en plena crisis energética, alimentaria y sanitaria, el gobierno intenta revivir esa dependencia. No lo hace por un interés académico real, sino por la necesidad de reafirmar su bloque ideológico frente a Occidente.
Mientras el pueblo enfrenta apagones, desabastecimiento y un sistema educativo colapsado, el oficialismo celebra que nuestros niños aprendan a decir “Пионеры за коммунизм”. Esto ocurre antes de que puedan conjugar correctamente los verbos en español.
Para el régimen, la prioridad no es formar ciudadanos críticos, sino futuros obedientes a la causa que convenga al poder.