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𝐅𝐮𝐥𝐥 𝐌𝐞𝐭𝐚𝐥 𝐉𝐚𝐜𝐤𝐞𝐭 (1987)
Por Edi Libedinsky ()
𝐅𝐮𝐥𝐥 𝐌𝐞𝐭𝐚𝐥 𝐉𝐚𝐜𝐤𝐞𝐭 (1987), dirigida por Stanley Kubrick, es una cruda película bélica dividida en dos partes. Examina los efectos deshumanizadores de la adoctrinación militar y el combate.
Adaptada de la novela The Short-Timers de Gustav Hasford, la película comienza en el campo de entrenamiento de los Marines en Parris Island. En este lugar, un grupo de reclutas se somete a un brutal adiestramiento bajo el sádico Sargento de Artillería Hartman (R. Lee Ermey).
Entre ellos se encuentran el sarcástico y observador «Joker» (Matthew Modine) y el mentalmente inestable Leonard «Gomer Pyle» Lawrence (Vincent D’Onofrio).
La primera mitad es un descenso claustrofóbico a la guerra psicológica. En este escenario, el abuso de Hartman lleva a Pyle a un punto de quiebre. En uno de los momentos más impactantes, Pyle asesina a Hartman y luego se quita la vida. Esta erupción de violencia subraya el daño causado por la disciplina militarizada.
La segunda mitad se traslada a Vietnam. Allí, Joker sirve como periodista de combate para Stars and Stripes. Mientras cubre la guerra, se reencuentra con su compañero marine «Animal Mother» (Adam Baldwin). Se ve inmerso en el caos del combate urbano durante la Batalla de Huế. El tono de la película se vuelve nihilista, presentando la guerra no como heroica o gloriosa. Por el contrario, se muestra como surrealista, sin sentido y moralmente ambigua.
El estilo distante de Kubrick enfatiza la ironía y el absurdo. Las balas y bombas se yuxtaponen con música rock y humor negro. El propio título, que hace referencia a las balas encamisadas utilizadas en la guerra, se convierte en una metáfora. Representa los caparazones endurecidos que enmascaran una fragilidad interna.
Aunque no es tan abiertamente emocional como otras películas sobre la Guerra de Vietnam, 𝐅𝐮𝐥𝐥 𝐌𝐞𝐭𝐚𝐥 𝐉𝐚𝐜𝐤𝐞𝐭 es incisiva en su crítica a la cultura militar y los costos psicológicos de la guerra. La escena final, con los Marines marchando entre las ruinas mientras cantan el tema del Mickey Mouse Club, epitomiza la sombría visión de Kubrick. Los soldados despojados de inocencia están atrapados en un mundo donde la identidad y la humanidad son sistemáticamente borradas.
