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Por Carlos Carballido
La prensa no va a reconocer que, antes de culminar el primer año de la nueva administración Trump, la recuperación económica de EE.UU. es ya un hecho comprobable.
Y como la prensa quiere que sigas pensando que todo está caro y que vivimos bajo un gobierno tiránico, seguirás en las redes rebotando el mismo mantra que demuestra la ignorancia colectiva en materia económica.
Por primera vez en casi 10 años, el gobierno estadounidense registró un superávit de 27.000 millones de dólares. Y no fue casualidad. Se debió principalmente a una medida política que muchos decían sería la debacle de Trump: los aranceles.
Nadie quiso entender que el único país del mundo capaz de consumir las producciones locales de otras naciones es precisamente EE.UU. Esta siempre fue la moneda de cambio de Trump, porque al final del juego ningún país puede absorber toda su producción y, por eso, es necesario venderla a los estadounidenses.
Solo en abril, la recaudación arancelaria de Trump (basada en un 10% promedio) alcanzó los 15.600 millones de dólares, casi el doble que en el mismo mes del año anterior. Las empresas aumentaron un 0,3%, lo que sugiere que han aprendido a adaptarse al nuevo panorama comercial. Mientras tanto, la inflación subyacente se mantuvo moderada en el 2,7%, muy por debajo de las proyecciones apocalípticas.
De hecho, la narrativa inflacionaria se desmoronó por completo. Para junio, a pesar de que los aranceles aduaneros totalizaron 113.300 millones de dólares en el año, la inflación se mantuvo estable en el 2,7%, mientras que los productos con aranceles, como los electrónicos, experimentaron un aumento de precio de tan solo el 12,3%, muy por debajo de la inflación que muchos temían. Es cierto que los precios de los alimentos subieron solo un 6,2% en sentido general, pero esta es una tendencia obligada del mercado para su reacomodamiento antes de experimentar cualquier tipo de baja.
Incluso la confianza del consumidor se mantuvo fuerte, impulsada por ganancias reales para los trabajadores. Los salarios en el sector manufacturero aumentaron un 7,8% en comparación con los niveles previos a los aranceles, gracias al aumento de la producción nacional. Tan solo el sector siderúrgico ha creado 47.000 empleos desde la entrada en vigor de los aranceles.
Hasta el momento, la economía está respondiendo. La producción manufacturera se mantiene estable, con la creación de 12.000 nuevos empleos en el sector durante abril, especialmente en las industrias del acero y el aluminio, impulsadas por aranceles previos.
Los índices de precios al consumidor de ese mes mostraron un modesto aumento del 0,2%, muy por debajo de las catastróficas tasas de inflación pronosticadas por los escépticos. Los aranceles generaron 6.800 millones de dólares más que en abril del año anterior, lo que demuestra su potencial para generar ingresos.
El gasto del consumidor se mantiene sólido y los hogares no están siendo abrumados por los costos.
Sin embargo, los estados de ánimo negativos de los medios de prensa y el algoritmo de las redes siguen influyendo en la mente colectiva. Para muchos, vivimos en un caos.
Y en realidad, el único caos que tenemos es la mala memoria: corta e irracional. Al final, son los resultados los que valen y, como siempre digo, los hechos son los que hablan. Y esta vez, a Trump le asiste el mérito aunque sigas creyend lo contrario.