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Por Sergio Barbán Cardero ()
Miami.- Según este diputado de la ANPP, cuyo vídeo dejo por acá (https://www.facebook.com/sergio.barbancardero/videos/609390112218016), un parlamento sin contradicciones es la esencia de la democracia.
¡Vaya descubrimiento! Desde la Asamblea Nacional Constituyente de 1789, cuando el rey Luis XVI vio cómo a su derecha se sentaban quienes defendían al poder y a su izquierda quienes lo cuestionaban, quedó claro que el debate y la confrontación son el corazón de cualquier parlamento.
Pero en Cuba no hay necesidad de sentar a nadie a la derecha ni a la izquierda… porque todos defienden al mismo poder.
Aquí “trabajar desde el consenso” significa levantar la mano al unísono y aprobar lo que ya está decidido. Y para colmo, muchos de esos “representantes del pueblo” ni siquiera viven donde dicen representar; ahí está Yusuan Palacios, desde Ciudad de La Habana, sintiendo desde lejos los problemas de Sagua de Tánamo.
Es bueno que sepan los parlamentarios cubanos, que eso está prohibido en los países democráticos y en muchos correr para un cargo público fuera de tu lugar de residencia constituye un delito.
¿Y el objetivo? “Demostrar” que se discuten los dolores de la patria. Claro… porque cuestionar a un ministro o al presidente está prohibido, pero fingir debate está permitido. Así, mientras la verdadera confrontación de ideas se desprecia como caricatura, la unanimidad obligatoria y se celebra como virtud. ¡Qué clase de ética tan ejemplar de nuestros diputados!
Es importante que el mundo democrático observe cómo los parlamentarios cubanos los ridiculizan, llamando “caricaturas de parlamento” a esos mismos congresos que, en algún momento, por simpatía con el régimen o por simple afán de diálogo, los invitan como apologistas de su ideología para que vean cómo funciona una verdadera democracia.
Y luego estos socotrocos regresan riéndose, con total irrespeto, de quienes les abrieron las puertas.