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A Fidel y al Che no los quieren en ninguna parte

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Ciudad de México.- Las estatuas de Fidel Castro y Ernesto «Che» Guevara ya no tienen cabida en el Jardín Tabacalera de la capital mexicana. La alcaldía Cuauhtémoc las retiró este miércoles tras años de controversia, irregularidades legales y un creciente rechazo vecinal. Todo esto culminó en un contundente mensaje: «No los queremos, no los necesitamos» .

El llamado «Monumento Encuentro», que mostraba a ambos revolucionarios sentados en una banca, fue instalado por primera vez en 2018. Esto ocurrió sin la autorización del Comité de Monumentos y Obras Artísticas en Espacios Públicos (COMAEP), requisito obligatorio en la Ciudad de México.

Aunque se reinstaló en 2019, nunca se completó el expediente técnico ni se acreditaron los apoyos vecinales que lo avalaban. La Dirección General de Cultura y Educación descubrió que los supuestos residentes que respaldaban el proyecto carecían de identificación válida.

«Ni el Che ni Fidel pidieron autorización para instalarse en Cuba… y tampoco en la Tabacalera. Pero aquí sí se cumple la ley. Cuauhtémoc libre», ironizó la alcaldesa Alessandra Rojo de la Vega en redes sociales, acompañando el anuncio con imágenes del retiro.

La medida, según explicó, responde tanto al cumplimiento normativo como a reclamos ciudadanos para recuperar espacios públicos «libres de obstáculos ideológicos».

Un monumento incómodo

Las esculturas —que conmemoraban el encuentro de Castro y Guevara en México en 1955, donde planearon la revolución cubana— fueron vandalizadas en múltiples ocasiones desde 2021. Esto incluía pintura roja y blanca y pancartas que los tachaban de «asesinos».

Aunque algunos defensores argumentaban su valor histórico, otros vecinos denunciaban que el monumento «glorificaba a figuras autoritarias» y distorsionaba la memoria democrática.

El debate refleja la polarización en torno al legado de ambos líderes. Mientras Cuba los venera como héroes anticoloniales, críticos señalan su papel en violaciones a derechos humanos y la represión en la isla.

Incluso en vida, su relación estuvo marcada por tensiones. Documentos históricos revelan que Castro leyó públicamente en 1965 una carta de despedida del Che —que este había pedido mantener en secreto—. Algunos interpretaron esto como una traición para alejarlo de Cuba.

Las estatuas fueron trasladadas a un almacén municipal para su «catalogación», aunque su destino final sigue en duda. Mientras grupos afines al gobierno cubano exigen su reposición, otros celebran el retiro como un acto de «justicia simbólica». «Aquí se acabó eso de poner lo que quieran pasando por encima de la ley», insistió Rojo de la Vega.

El episodio confirma un patrón global. Desde Bolivia hasta EE.UU., monumentos al Che y Fidel han sido retirados o vandalizados en los últimos años. Esto es una señal de que su legado —como su lugar en la Tabacalera— ya no es bienvenido en todas partes.

Las esculturas fueron creadas en 2018 por el artista mexicano Gabriel Ponzanelli. En 2021, dos hombres fueron detenidos por arrojarles pintura blanca; vecinos pidieron entonces «tolerancia».

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