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Redacción Nacional
La Habana.- Gerardo Machado y Morales nació en 1869 en Camajuaní y comenzó su vida pública como general en la Guerra de Independencia de Cuba (1895-1898). En esta, destacó como uno de los oficiales más jóvenes del Ejército Libertador.
Su participación en combates como Cerro Pelado —donde fue herido— le valió el grado de brigadier general. También ganó un lugar entre los líderes militares de la gesta independentista. Tras la guerra, alternó la política con los negocios. Fue alcalde de Santa Clara y vicepresidente de la Compañía Cubana de Electricidad antes de lanzarse a la presidencia en 1924 con el lema «Agua, caminos y escuelas» .
Machado asumió la presidencia en 1925 con amplio apoyo, impulsando un ambicioso programa de obras públicas financiado con préstamos extranjeros.
Bajo su gobierno se construyeron el Capitolio Nacional, la Carretera Central (1,126 km que unieron La Habana con Santiago de Cuba) y el Malecón habanero. También se crearon acueductos en Santiago y Pinar del Río, y la escalinata de la Universidad de Habana.
Estas obras, junto a reformas educativas y arancelarias para diversificar la economía, le ganaron inicialmente el apodo de «El Supremo» . También generaron comparaciones con el «renacimiento cubano» .
Sin embargo, hacia 1927, Machado traicionó su promesa de no reelegirse. Modificó la Constitución de 1901 para extender su mandato a seis años y reprimió ferozmente a la oposición.
Cerró periódicos como Rl Diario de la Marina y Bohemia, disolvió sindicatos, y ordenó asesinatos políticos. Entre ellos, el del líder estudiantil Julio Antonio Mella, en México.
Su policía secreta, La Porra, torturó y eliminó adversarios, mientras la Universidad de La Habana fue clausurada en 1930 tras protestas estudiantiles.
La Gran Depresión de 1929 hundió los precios del azúcar (de 1.72 a 0.71 centavos por libra). Esto devastó la economía cubana. Machado respondió con más represión: ejecuciones sumarias, censura y el uso de paramilitares inspirados en el fascismo de Mussolini. Esto le valió el mote de «Mussolini tropical».
En 1933, una huelga general —iniciada por choferes de buses— escaló hasta convertirse en un levantamiento nacional.
Abandonado por el ejército y presionado por el enviado estadounidense Sumner Welles, Machado huyó a Miami el 12 de agosto de 1933.
Su legado quedó marcado por la paradoja: modernizó infraestructuras pero ahogó las libertades. Murió en 1939, sin regresar a Cuba, mientras el país entraba en una era de inestabilidad que culminaría con Batista y luego Castro.