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La vida de una heroína llamada «Pippa» Latour

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Por Edi Libedinsky ()

La historia de Phyllis Latour, también conocida como «Pippa» Latour Doyle, es un relato fascinante de valentía, ingenio y una discreción asombrosa. Esto la convirtió en una de las heroínas más destacadas, aunque poco reconocidas, de la Segunda Guerra Mundial.

Fue una de las últimas agentes femeninas vivas de la Special Operations Executive (SOE) británica, la «ejército secreto» de Churchill en Francia ocupada.

Orígenes y Motivación

Phyllis Latour nació el 8 de abril de 1921, en Sudáfrica, hija de un médico francés y una madre británica. Huérfana a los cuatro años, creció en varios lugares, incluyendo el Congo Belga. Allí desarrolló una asombrosa fluidez en idiomas (francés, inglés, y nociones de árabe, suajili y kikuya). Además, adquirió una notable habilidad para el tiro y la supervivencia en la naturaleza. Estas habilidades, combinadas con una inteligencia aguda, la hicieron ideal para el trabajo de inteligencia.

Su motivación para unirse a la guerra fue profundamente personal. Un amigo cercano de la familia, a quien consideraba su abuelo, había sido fusilado por los nazis, y su madrina se suicidó tras ser encarcelada. Esto la impulsó a buscar venganza y contribuir al esfuerzo bélico.

De Mecánica a Espía

En 1939, Phyllis se trasladó a Inglaterra para completar su educación. En noviembre de 1941, a los 20 años, se unió a la Women’s Auxiliary Air Force (WAAF) como mecánica de vuelo. Sin embargo, su fluidez en francés y sus capacidades la pusieron rápidamente en el radar de la SOE. La organización buscaba agentes para operar detrás de las líneas enemigas en Francia.

Phyllis aceptó la oferta y se sometió a un riguroso entrenamiento físico y mental. Aprendió paracaidismo, manejo de armas (incluida la metralleta Sten, estándar en la Commonwealth británica), explosivos, combate sin armas y, crucialmente, telegrafía inalámbrica y código Morse.

Misiones Peligrosas en la Francia Ocupada

El 1 de mayo de 1944, con solo 23 años, Phyllis Latour se lanzó en paracaídas desde un bombardero de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos en la Normandía ocupada por los nazis. Su nombre en clave era «Genevieve» (aunque también usó «Paulette»). Su misión era recopilar inteligencia sobre las posiciones de las tropas alemanas y sus movimientos. Esta información sería crucial para los inminentes desembarcos del Día D, y debía transmitirla al Cuartel General de la SOE en Gran Bretaña.

Para operar sin levantar sospechas, Phyllis se hizo pasar por una pobre adolescente francesa que vendía jabón. Se movía en bicicleta por la región. Su ingenio para esconder los códigos fue legendario: cosía las tiras de seda con los códigos de un solo uso alrededor de sus agujas de tejer. También las escondía en la cinta con la que se ataba el pelo. Si era detenida en un puesto de control, simplemente se soltaba el pelo y agitaba sus trenzas, logrando pasar desapercibida. En una ocasión, ocultó piezas de radio bajo un orinal que fue vaciado y examinado durante un registro, pero que ella logró recuperar.

Enviar mensajes codificados tomaba alrededor de media hora, y los alemanes podían triangular la ubicación de una señal en una hora y media, por lo que Phyllis se movía constantemente para evitar ser detectada. Durante sus meses en Normandía, envió 135 mensajes secretos. Estos proporcionaron información invaluable que fue utilizada para apoyar a las fuerzas aliadas en la preparación de los desembarcos de Normandía y durante la campaña militar posterior. Incluso presenció el Día D. Su misión continuó hasta la liberación de Francia en agosto de 1944.

Una Vida de Discreción y Reconocimiento Tardío

Después de la guerra, Phyllis Latour (quien se casaría con un ingeniero llamado Patrick Doyle) llevó una vida discreta. Vivió en Kenia, Fiyi y Australia antes de establecerse finalmente en Nueva Zelanda, donde crio a sus cuatro hijos. Lo más sorprendente es que no les contó a sus propios hijos sobre sus hazañas en la guerra hasta el año 2000. Ellos descubrieron su historia por internet. Ella misma explicó que «no tenía buenos recuerdos de la guerra, así que no me molestaba en contarle a nadie lo que hice».

A pesar de su reticencia a hablar de su pasado, su servicio fue reconocido. Fue condecorada con la Cruz de Guerra (Croix de Guerre) y nombrada Miembro de la Orden del Imperio Británico (MBE). En 2014, Francia le otorgó su más alta distinción, la Legión de Honor (Chevalier de la Légion d’Honneur), y también recibió la Medalla de la Resistencia Francesa de 1943.

Phyllis Latour Doyle fue la última agente femenina viva de la SOE que operó en Francia durante la Segunda Guerra Mundial. Falleció el 7 de octubre de 2023, a la asombrosa edad de 102 años, en Auckland, Nueva Zelanda. Su historia es un testimonio inspirador de la valentía silenciosa y la increíble contribución de las mujeres en la guerra.

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