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Por Jorge Sotero ()
La Habana.- Lo primero que hay que decir es que la dirigencia cubana tiene un don especial para reducir lo imperioso a lo que les conviene. Que sí, que la electricidad es importante, nadie lo discute. Vivir a oscuras, con los alimentos pudriéndose en neveras que son meros muebles, es una mierda.
Pero, señores del Partido Comunista, ¿de verdad creen que lo único imperioso en Cuba es la luz? ¿O es que el hambre no quema, los medicamentos no faltan, las calles no están hechas trizas y las mujeres no son asesinadas por el simple hecho de serlo?
Díaz-Canel habla de vencer la crisis energética como si fuera una batalla épica, pero la verdadera épica es la de la gente que hace colas infinitas para comprar un pollo, la de los ancianos que mueren esperando una aspirina, la de los niños que van a escuelas con techos a punto de derrumbarse.
¿O es que eso no es imperioso? ¿O es que la violencia machista, que sigue campando a sus anchas en un país donde la justicia es lenta, selectiva y a menudo cómplice, no merece estar en la lista de urgencias?
El ministro de Energía y Minas suelta su discursito técnico: elevada demanda, pérdida de capacidad, decrecimiento de la producción nacional de crudo. Muy bonito, muy académico. Pero mientras tanto, los cubanos no solo se asfixian en la oscuridad, sino también en la incertidumbre de no saber si mañana habrá transporte para llegar al trabajo, si encontrarán pan, si podrán llamar por teléfono sin que la conexión se caiga cada dos minutos. ¿Eso no es imperioso, señores?
Y luego está el detalle de que todo esto se discute a puerta cerrada, como si el pueblo fuera un estorbo en su teatro burocrático. Dos días de reuniones secretas para salir con lo de siempre: vamos a seguir trabajando por la solución. Pero la solución no llega nunca. Lo único que llega son más apagones, más inflación, más dólares para los de siempre y más miseria para los demás.
Hablan de medidas de austeridad como si la gente no llevara años viviendo en la austeridad más brutal. ¿Austeridad es que un médico gane en un mes lo que vale una botella de aceite en el mercado negro? ¿Austeridad es que las carreteras parezcan campos de batalla y los hospitales museos del horror? No, eso no es austeridad. Eso es fracaso.
Y mientras tanto, el gobierno anuncia su noveno Congreso para 2026. Otro circo, otro discurso, otra letanía de promesas vacías. ¿De qué sirven congresos, plenos y asambleas si al final el resultado es el mismo: más pobreza, más represión, más desesperación?
Lo imperioso en Cuba no es solo la electricidad. Lo imperioso es dejar de mentir. Es admitir que el modelo está podrido. Lo imperioso es entender que la gente ya no aguanta más sermones, sino soluciones. Pero claro, eso sí que sería revolucionario.