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Por Carlos Carballido ()
La noticia es trending: un informe filtrado de la Agencia de Inteligencia de la Defensa del Pentágono (DIA) descalifica la destrucción del centro iraní de enriquecimiento de uranio de Fordow. Argumenta que el daño solo retrasó tres meses de avance. Esto se debe a que NO destruyó la parte central soterrada de la instalación.
La pregunta es: ¿cuál es la credibilidad de un informe que se ha filtrado a los medios de prensa? Para cualquier analista: poca o ninguna.
La DIA tiene un amplio historial de informes falsos o ambiguos. Junto a otras agencias de inteligencia estadounidenses y el lobby político, han llevado a EE.UU. a involucrarse directamente en conflictos armados. Estos ocurrieron sobre todo en Medio Oriente.
En 2002, la DIA —junto a la CIA— respaldó la idea de que Irak tenía armas de destrucción masiva. Usaron informes del agente alemán-iraquí “Curveball”, que jamás verificaron, para justificar una guerra contra Saddam Hussein.
En 2011, la DIA sobrestimó la capacidad del mandatario libio Gaddafi para reprimir Bengasi. Esto dio paso a una intervención en ese país. Lo único que debió hacerse fue acelerar la evacuación estadounidense de la región.
De 2009 a 2021, repetidos informes de la DIA y otras agencias sobre la “capacidad operativa” del ejército afgano resultaron erróneos. Se sobrevaloró la dependencia de EE.UU. y se subestimó la voluntad de combate afgana, lo que llevó al colapso de Kabul en 2021.
En 1998, la DIA fue una de las responsables de la operación Desert Fox. La operación fue dirigida contra presuntas infraestructuras nucleares secretas de Saddam Hussein. El bombardeo, que aniquiló población civil, se reveló años después como innecesario y fue una de las formas de presionar a EE.UU. a continuar la escalada bélica en la región.
La pregunta sigue en el aire: ¿debemos creer ahora que el ataque a Fordow no le hizo ni cosquillas a esa base soterrada?
La instalación recibió unas 12 bombas (GBU-57 entre ellas) lanzadas en secuencia. Estas son capaces de penetrar hasta 60 metros en roca más sólida que la de Fordow. Fueron teledirigidas no solo al centro, sino también a las salidas de evacuación y ductos de ventilación.
Supongamos que no llegó directamente al corazón de Fordow. Sin embargo, estas bombas generan lo que se llaman ondas de expansión. Estas son capaces de causar daños estructurales más allá de la zona de impacto. También al ser lanzadas en modo secuencial los daños pueden ser más profundos. Para poder hacer una evaluación real de daños, la única posibilidad sería la inspección directa en el lugar. Eso no será por ahora según advirtió Teherán.
¿Es posible que el informe de la DIA sea cierto después de un rosario de reportes falsos de esa agencia?
La idea de que la comunidad de inteligencia (o una parte de ella) minimice el impacto podría encajar en una estrategia de desgaste progresivo del programa nuclear iraní. Así, se evitaría presentar un clímax inmediato que:
• Cierre la narrativa,
• Exija una rendición,
• O provoque una guerra abierta.
Me inclino más por este último escenario. Trump quiso cerrar este circo, pero al parecer la función continúa… en matiné.