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HAY VIDA MÁS ALLÁ DE LAS GRANDES LIGAS

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Por Fernando Clavero ()

La Habana.- Hay noticias que suenan raras, como si estuvieran pasadas de moda. Y asombran aún más que cuando, hace unos años, en los corrillos solo se hablaba del tema. Pasa ahora con la deserción de dos peloteros cubanos.

Por allá por los años noventa, cuando alguien se quedaba, aún sin internet ni celular, el rumor corría de una punta a otra del país a velocidad asombrosa. «Se quedó Arocha», decían bajito en los estadios y los parques.

«Se guedó Arrojo» o «Al fin El Duque llegó al Yuma». Incluso aquello de que «Chapman se fugó en Europa» o «Los Gurriel andan escondidos en Dominicana». Pero todo eso dejó de ser noticia un día. Los peloteros tuvieron la oportunidad de irse por el aeropuerto. No tenían que abandonar las delegaciones ni poner en riesgo su vida.

De hecho, hacía mucho tiempo que no escuchaba nada así. Hasta ayer que me desayuné con la escapada de dos integrantes del equipo de Las Tunas. A la Champions esa que jugaron en México: Denis Peña y Rafael Viñales.

«¿Para qué se quedaron, si no pueden jugar Grandes Ligas con esa edad», me preguntó un vecino esta mañana. Era como si me dijera que a veces los seres humanos cometemos locuras. Le expliqué que no solo se vive de jugar en un equipo de la más alta élite.

Ambos, Viñales y Peña, tienen opciones en otro béisbol. Pueden ganar buen dinero aunque nunca las cantidades que recibirían jugando para la MLB, le aclaré.

Hay muchas formas de vivir mejor que en Cuba

Lo más probable es que algún equipo de México ya les haya ofrecido plata. No se quedaron a lo loco, sino con algún proyecto atado. Un sitio en el que puedan jugar unos años más. Además, demostrar que tienen calidad para esas lides y recibir un salario digno por lo que saben hacer.

«¿Y si no es así? ¿Pero si no consiguen trabajo? ¿Y si nadie los contrata para jugar béisbol?», me insiste el amigo mientras sigue con su venta de cigarrillos al menudeo. En el portalito de la bodega donde ya casi no se vende mucho más.

Y solo le respondí: ¿Viste el cuerpo que tienen? Si no pueden jugar pelota, trabajarán como estibadores, serán choferes, limpiarán calles, recogerán nogal, o harán cualquier otra cosa, pero estarán mejor que en Cuba.

«En eso tienes toda la razón. No importa lo que hagan, como si tienen que recoger basura o limpiar fosas, pero van a estar mejor que acá. Así que no vale la pena preocuparse», me dijo mientras me hacía una seña con el pulgar hacia arriba. Él pensó, en un principio, que iba a decirle que para mí era una locura haberse quedado en México.

Pero no hay razones para preocuparse por los que se quedaron en México. Allá juegan decenas de cubanos, desde Henry Urrutia y Ramón Lunar, hasta muchos otros que se quedaron después.

Solo resta ver si les impiden volver a Cuba en ocho años, como hicieron siempre que alguien abandonaba una delegación en el exterior. O si están tan ocupados en la búsqueda de dólares que hasta de esas restricciones se han olvidado.

¡Enhorabuena a Denis Peña y Rafael Viñales! Solo les deseo que se cumplan sus deseos y que puedan vivir de lo que mejor saben hacer: jugar béisbol. Aunque nunca lleguen a Grandes Ligas, algo que, adelanto, no ocurrirá.

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