CLÁSICOS

…de la serie (Los Atlantianos)…

 Atlanta.- Llego a mi anunciada feria de libros y me pongo a hurgar entre los pocos estantes que había. Aclaro que es una feria muy barata y dirigida por una asociación de retirados muy prestigiosa y motivados por la importancia de la lectura. Incluso había dos o tres títulos que a mis vecinos los miamenses no los dejan leer.  De ahí que … en fin.

Encontré algunas cositas para el trabajo, par de novelas interesantes, nada en Español y algún que otro clásico, entre los que figuraban, Phillip Roth, Herman Merville, Mark Twain, Fitzgerald etc. 

Entonces me muevo a la parte de ficción moderna y relatos cortos y es cuando los veo allí, dormiditos y aburridos: Gabriel García Márquez; a su lado Milán Kundera, entre autores de novelas rosa y frente a un Juan Rulfo resabioso e incómodo. 

Lo que pasa es que hoy no era el día en el que Arturito iba a permitir eso.

Como habrán de suponer, allí mismo me dio un ataque de sarpullido y no sé si se debió a que hoy Atlanta rompió el récord de acumulación de polen en su historia –de ahí mi falta de aire constante—o si se debió a mi molestia ocasional.

Retiré a los tres autores de allí y me los llevé para el estante de clásicos. 

Me quedé con el de Kundera en la mano pues no recuerdo haberlo leído y coloqué los otros dos al lado de la Odisea y pal carajo…Y fue entonces cuando vino una voluntaria a importunarme.

–Señor, ¿Necesita ayuda?

–No, gracias –pensé que me estaba preguntando por si ya iba a pagar— todavía no termino.

–Es que lo he visto mover libros de un estante a otro.

–Ah, sí es que estos dos pertenecen a los clásicos y va y alguien los ojeó y luego los dejó tirados allá.

–Bueno no lo creo –replica la señora—, casi que acabamos de abrir.

–Ah, mucho mejor.  Así la gente se orienta mejor.

–Es que aquí hemos ubicado a los más clásicos, señor, ¿me entiende?

Y Arturito no entiende

— ¿Junto a Roth, Merville y Sallinger? …¿no le parece que al menos Márquez los debería acompañar?

La noto entonces respirar profundo y posiblemente contar hasta diez antes de decir

— Sí señor, por supuesto—; me avisa cuando esté listo para pagar.