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Por Oscar Durán
La Habana.- Hace unos años, en un país democrático del sur de América, un chofer en estado de embriaguez mató a una niña llamada Emilia. La muerte conmocionó a los habitantes, el Congreso enseguida se reunió y sacó la Ley Emilia; estableciendo sanciones durísimas por manejar borracho, como por ejemplo, el retiro de la licencia de conducción de por vida y duras penas de cárcel.
Cuento esta historia porque después de ver el comentario en televisión de Abdiel Bermúdez, la dictadura cubana bien podría implantar la Ley Abdiel Bermúdez. Claro, para eso nadie se debe reunir en el Parlamento cubano, con que Raúl Castro mueva el índice derecho, tenemos. Nada de eso pasará, por supuesto, ni habrá ley Abdiel Bermúdez, porque, aunque el ciberclariato nacional anda desbocado compartiendo el trabajo del periodista holguinero, todo quedará ahí.
No voy a hablar de lo que dijo Bermúdez, seguramente usted lo vio. Más bien quiero hacer énfasis en varios puntos en los que el periodista oficialista pasó de largo, desde el mismo inicio cuando se refiere al límite entre lo público y personal, refiriéndose a los últimos sucesos ocurridos en la isla, específicamente el accidente de Paulo FG.
¿Te acuerdas, Abdiel, cuando la Seguridad del Estado sacó fotos íntimas de Luis Manuel Otero Alcántara, tratando de desprestigiarlo? Eso también es una conducta grosera que la Seguridad quiso presumir como si fuera un trofeo noticioso. No estoy defendiendo a quien subió lo de Paulito, pero en tu periodismo solo hay una parte del problema, no el problema completo.
Como mismo condenaste lo mal hecho por un grupo de personas que filmaron un accidente mortal, debiste criticar a tus colegas por decirle jinetero a Yotuel Romero, o por publicar en el noticiero mentiras sobre José Daniel Ferrer, Berta Soler, o Maykel Obsorbo.
Sabemos que el periodismo cubano lo dirige un porrista del Comité Central y ninguno de ustedes va más allá, pero asusta cómo quieres implantar tu punto de vista con mucha falta de objetividad. Cualquiera ve tu comentario y los insensibles son personas ajenas al comunismo, obviando que la Seguridad de Estado es la primera en sacar imágenes dantescas, al estilo carroñeros de vertedero.
A la Seguridad nadie la va a multar, no le va a pasar nada. Para la Seguridad no hay Código Penal, y seguirá cayendo bien bajito cuando quiera desprestigiar a una persona que no piensa igual a ellos.
Enfócate también en denunciar esas atrocidades, Abdiel. Tu mismo colega, Lázaro Manuel Alonso, una vez intentó difamar al escritor Carlos Manuel Álvarez en pantalla nacional, sin importar el sufrimiento de la familia, en especial el de su madre Mirta. Eso lo vio Cuba entera y ahí también se estaba violando la privacidad individual.
En una cosa sí estoy de acuerdo contigo: “algo anda mal dentro de nosotros mismos y estamos siendo protagonistas indolentes de nuestra propia película de horror”. Muy bien eso, pero te faltó decir que dentro de los indolentes también está la turba de la Seguridad del Estado y sus seguidores.
Una Ley sobre esto debería existir. Le podemos poner la Ley Abdiel Bermúdez o Ley Paulo FG. Da igual. Eso sí, que todos los miembros de la sociedad la cumplan, empezando por la Seguridad del Estado y terminando por la ciberclaria militante de la juventud y del Partido Comunista.