Por Juan Vilar (CubaxCuba)
La Habana.- Mi relato comienza hace un cuarto de siglo, cuando me avisaron que la cancillería cubana había enviado un memorándum al Centro Cultural Español para cancelar la presentación de mi texto sobre el trovador Santiago Feliú, «Un hippie en el comunismo», en el Cubadisco 2000.
No era la primera vez que me atacaban, ya lo habían hecho antes, en 1988, inmediatamente después de que la revista Bohemia publicara una entrevista que me hiciera la periodista Ilse Bulit y que casi desencadena una polémica: ¿Por qué, a quién o cuánto podía molestar un joven de veinticinco años para que la principal revista del país dedicara espacio a ventilar sus ideas?
A inicios del 2002, Ciro Benemelis, presidente del Cubadisco, me ofreció la dirección artística general del evento, esta vez dedicado a la trova. Ciro tenía mucho prestigio entre los músicos y era un maestro sorteando las estupideces de sus superiores; de tal manera que lo que hasta hacía pocos años era una feria para vender casetes, llaveritos y afiches en el Pabellón Cuba, se había convertido en un proyecto internacional y fuente segura de ingresos, placer y diversión, que se le estaba yendo de control al «aparato». Para que se tenga una idea, casi un mes antes de iniciado, la mayoría de los shows de las principales orquestas bailables del país, aportaban buena parte del cash recaudado directamente al evento.
En aquella época yo tenía muy buenas relaciones con Silvio Rodríguez y Pablo Milanés, y estaba consciente de que el funcionariado me veía como posible mediador en caso de que surgiera un problema de última hora con cualquiera de ellos. Cuba recién se recuperaba del desastre del Período Especial ayudada por el chavismo, y Ciro, evitando enfrentarse a Pablo, me explicó que la directora del Instituto Cubano de la Música estaba siendo presionada para que «le bajáramos el perfil» a Pablo.
Las presiones provenían de músicos muy cercanos a Abel Prieto, por entonces ministro de Cultura, que formaban parte del «piquete de gozadores ilustrados» que salieron a la palestra de las decisiones durante la Batalla de Ideas. Innumerables son mis recuerdos de esos años, en que el poder de Abel Prieto se sostenía gracias al papel mediador que Fidel Castro le otorgara. Recuerdo una conversación en que Frémez, Ciro, y yo llegamos a la conclusión de que el evento necesitaba un respaldo político independiente. Con tal propósito elaboramos una lista de personalidades a las que invitaríamos directamente, saltándonos el protocolo del Ministerio de Cultura. Poco después sustituyeron como presidenta del Instituto de la Música a Alicia Perea, y Contrainteligencia presionó a Ciro para que me cerrara el contrato.
Fue difícil para él, atrapado por el cariño sincero que existía entre nuestras familias y la decisión que me cortaba la posibilidad de mantener económicamente a mi hija. Un día en su casa, me contó quién lo había presionado, y por qué no le quedó más remedio que ceder. Durante el tiempo que pudo, encontró la manera de involucrarme en cualquier proyecto que significara un ingreso monetario; después, se retiró para morir de tristeza en la ciudad de Miami.
La memoria persistente
Los testimonios sobre las Unidades Militares de Apoyo a la Producción (UMAP) o el Quinquenio Gris que se hicieron públicos durante la «guerrita de los emails» (1), sin dudas dibujaron perfectamente el lado más descarnado del fenómeno, donde el testimonio cobra un valor incalculable. He sido capaz de estremecerme ante el horror de una oración, el quiebre de la voz o el silencio de una víctima que se rompe en mil emociones delante de mi cámara; sin embargo, a veces me parece que quisieran dar un carpetazo a un asunto tan complejo y dramático, que golpeó a toda la sociedad, no únicamente a los que tuvieron el valor y también las herramientas para denunciarlo.
En lo personal, me interesa explorar caminos que conduzcan a nuevas narrativas, donde la historia se cuente desde un lugar oculto o desconocido. Tal razón me impide aceptar como válido cualquier relato que excluya a Fidel Castro de los eventos que cambiaron nuestras vidas. Es con este propósito que aporto mi punto de vista, publicando un pequeño fragmento de una decena de conversaciones que sostuve en la terraza de mi casa entre los años 2002 y 2017.
Honestamente, no tengo preferencia por ninguna de las personas que se mencionan, mi único objetivo será siempre ofrecer a los jóvenes algo que los motive a investigar el mundo en que vivieron sus abuelos, y el infinito dolor que hundió, progresivamente, a sus padres. En ese sentido, publicaré todo lo que considere necesario, a menos que contradiga mis valores, como sería revelar el verdadero nombre de mis fuentes, o el de algún colega, de tal modo que, imitando la tradición shakesperiana, los llamaré X o Y.
Estas conversaciones me han servido para estudiar determinados y complejos asuntos con el rigor de Stanislavsky, la jodedera de Pepito, la mirada de Hércules Poirot, y el brete del «bayú» de Lola. Quienes no puedan relacionar estos cuatro escenarios, comprenderán solamente una parte del legado del castrismo, la que todavía viaja por este mundo.
Mi breve obra de ficción y documental depende en gran medida de este riquísimo conocimiento, que me permite elegir entre un testimonio o un detalle que descubro revisando imágenes de archivo. Cuando me encuentro en esta encrucijada, prefiero adentrarme en la genealogía y las motivaciones de los personajes que seguir profundizando sobre un hecho demostrado.
Conversación de X y Y con JP
Y: Nadie pudo pensar que Fidel quedaría vivo, pero sin sus facultades clásicas, ¿entiendes? Era una situación muy rara, extraña, para la que no estaba preparado todo el mundo, o mejor, para la que no estaba preparado nadie. Y Fidel, antes de operarse, dejó una especie de gobierno transitorio de cuatro o cinco personas. Esas cosas raras que se hacen en Cuba fuera de las instituciones, y que tampoco tienen precedente en un libro de ciencias políticas.
En ese sentido es que empezaron todos los factores a moverse también de una forma no clásica, porque la situación tampoco lo era, ¿comprendes? Se empezaron a mover, pero no estaban acostumbrados, entrenados para hacer política, y van a actuar acorde a las características, en el anonimato, por decirlo de alguna forma.
Se habían creado ―te lo voy a resumir― una especie de polos de poder representados por algunos «jóvenes» (entre comillas, pero sí más jóvenes que los conocidos aquí como «los históricos»), que eran Carlos Lage, Felipe Pérez Roque, Carlos Valenciaga, y otros que fueron escogidos por Fidel personalmente en distintos momentos y épocas, y que todos, o casi todos, procedían de la dirección estudiantil, la FEU, que ha sido siempre una cantera donde Fidel se proveyó de cuadros. ¿Ok? Fidel los pasó por una «escuela de instrucción revolucionaria» en su oficina. O sea, cuando Fidel detectaba un cuadro que quería para el futuro, lo pasaba por su oficina a trabajar con él.
Por otra parte, estaban «los históricos» entre comillas, que son una mezcla de históricos y no históricos. Es gente mayor, que viene en algunos casos de la lucha y en otros no. Esta gente se sentía un poco relegada, entre ellos están Raúl Castro ―el más destacado de todos―, y el resto que tú conoces: Ramiro, etc. Dentro de ese grupo hay algunos que tú dices: ¿dónde la ubico? Pero sabes que la vida y la política no son tan esquemáticas.
Y empieza así una guerra sorda, un movimiento raro que fue la «guerra de los emails». Debo insistir al respecto en que estoy seguro de que todo eso fue provocado por ese primer grupo, o por alguien de este primer grupo, como sucede en política siempre.
X: Hay un antecedente relacionado con Papito Serguera que a mí no se me olvida: lo invitaron a la televisión. Según él me contó, eso se produjo porque visitó una casa y coincidió con Alfredito Rodríguez (2) que lo invitó y él le dijo que sí.
JP: La decisión de transmitir el programa no fue de Alfredito.
Y: Exacto. Sabes cómo se manejan estas cosas, y cuando a «alguien» le llegó que Papito Serguera iba al programa, ese alguien se puso para sus cosas, para sus intereses, y más en aquel momento: con Fidel enfermo, esta gente con el poder y Raúl un poco disminuido.
Por eso creo que la guerra de los emails fue un movimiento sordo para poner en evidencia a Raúl Castro. Esa es mi teoría. Si seguías el hilo de la gente que fue acusada, o la que estuvo persiguiendo a los intelectuales o a los gays, te encuentras con que el hilo conductor llega hasta la oficina de Raúl, en el sentido de que todas esas gentes trabajaron en las Fuerzas Armadas. Para mí, eso es lo que hay detrás de todas estas cosas.
X: Recuerdo que alguien empezó a decir que iban a volver los censores a la televisión porque hay una coincidencia. No sé si fue una coincidencia entre comillas, porque a mí la vida, los años, me han enseñado algo en lo que no creía cuando era más jovencito, que es el papel del azar, que es el nombre que damos en política a lo que no comprendemos o no conocemos o no hemos podido explicar de manera racional.
Puede que el azar haya hecho coincidir a Papito, Quesada y Pavón; yo no lo creo. Ahora, lo que no sabe la gente que está haciendo esto, si es cierta tu teoría, es que con independencia de su inteligencia, nivel cultural y cargos que hayan tenido, por las mismas características de cómo se ha estructurado la Revolución, cómo se ha contado la historia, y cómo tan hábilmente Fidel construyó esta jodienda; no saben un carajo de qué fue lo que sucedió en la lucha insurreccional contra Batista. Tampoco, aunque te parezca muy extraño lo que digo, conocen lo que ha ido sucediendo a través de la historia desde el 59 hasta acá.
Contrario a lo que se afirma, afuera y aquí, no ha sido una línea recta ni a jodía. Han sido distintas revoluciones, distintas etapas y distintos momentos; contradictorios unos respecto a otros, como ocurre siempre en la historia. Pero eso no lo saben, porque cada vez que llegan ha habido una «renovación» continua de cuadros dentro del período de la Revolución en el poder, casi cíclica, y fulano asciende y viene el ciclo de decadencia del otro. Algunos salen «tronados», otros presos, otros desacreditados; muy pocos salen indemnes, si es que se puede decir que alguien resultó indemne alguna vez.
Y: Y eso es así cada vez que llega alguien nuevo. Empieza entonces su calendario de la Revolución francesa. Cada quien dice: «A partir de mí, comienza la historia». No lo hace conscientemente, sino porque las condiciones lo propician, porque no hay nada en la Revolución que recoja la historia de lo que ha pasado. No hay nada. No se publica. No se dice. Por eso, cuando se truena a «fulano de tal» que tenía una posición clave, no se reconoce en realidad por qué se truena, sino se buscan otras causales que, dentro de la ética que ha construido el proceso, son imperdonables: corrupción, templando con tres mujeres… Vaya al carajo, esos son los argumentos, pero nunca, ni por asomo, se plantea la verdadera razón política del problema.
X: Cuando se analizan los correos cruzados en 2007 tratando de discernir qué es lo que había ahí, ves que hay de todo, pero especialmente una especie de denominador común, de columna vertebral, que es lo que te dije al principio. Como en la película Rebeca, donde todo el mundo habla del personaje que no aparece.
Nadie menciona a Raúl Castro ni por casualidad, pero todo el mundo está apuntando hacia él. Esa es la forma en que se ha planteado la lucha sorda por el poder, que no está en la superficie, pero está ahí, entre lo que representa Raúl Castro, que es la «revolución histórica», el grupo de «los históricos», que además tiene a las FAR y el MININT, y la experiencia de cincuentipico de años en el poder, que no es por gusto; contra la gente nueva, que no se atreve y entra por esa vía.
Te advierto, no se les puede subestimar, porque lo que se les ocurrió ―dentro de las posibilidades que tenían dadas las características del proceso―, fue muy imaginativo. Y creo además algo: detrás de todo eso estuvo Abel Prieto, ¿estás claro? Porque Abel Prieto se convirtió (no sé si por el rol que le correspondió o como un plan premeditado, no me interesa), en un portavoz, defensor o dirigente sindical de los intelectuales preteridos de Cuba; de los intelectuales con cualidades propias, pero preteridos. Toda esta gente, que fue perseguida y marginada, lo vio de verdad como su defensor. Lo hizo sin dudas de manera inteligente, y toda esa gente lo ve, o lo veía, de ese modo.
Y: Cuando se empezaron a convocar las reuniones fui a una que me gustó mucho. Ahí vi cómo se movían los tipos que habían armado el rollo, no conscientes de que los estaban utilizando, como siempre ocurre en política, y la relación que tenían con Abel. Se paraba Desiderio y decía «Abel, la carta que te mandé» ―coño, la carta que formó el rollo― «Yo te mandé a ti esa noche la carta, de madrugada, te llamé y tú la leíste». Más claro ni el agua. Ese es el esquema que tengo. La casualidad fue que Papito se encontró con Alfredito, pero no me jodas, tú sabes cómo es el juego de pelota este. Lo otro fue absolutamente montado.
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Estas fueron nuestras conversaciones. La historia de la construcción y la consolidación del poder al interior de la Revolución cubana no es muy diferente a la de cualquier otro poder de este mundo. Está cundida de exclusiones, ocultamientos, asesinatos y negociaciones de toda clase, que representan el desarrollo y fortaleza que va adquiriendo ese poder. Con la diferencia de que todavía nadie ha muerto apuñalado «ante el Senado». No es un problema de creer al discurso oficial o de apoyar a figuras que representen un bando u otro, porque la propia naturaleza de las relaciones que se establecen como resultado de acuerdos secretos, determinan lo que los medios publicarán.
Existe muchísima información que lamentablemente condenaría también a las víctimas enredadas en la cotidianidad de un país donde cualquier posibilidad de salirte de los límites impuestos te corta el sustento; a menos que entres por el carril, vires la espalda y desconozcas lo que realmente sucede, porque a lo que le damos la espalda con absoluta indolencia es a la diferencia entre un balazo en la cabeza y la censura de un libro.
Exhorto a los jóvenes a que profundicen en un debate que aporte al futuro. Háganlo sin retraimientos o tergiversaciones surgidas desde el miedo o el desconocimiento. No obstante, antes de abordar el barco y navegar a través de las estimulantes y peligrosas aguas del descubrimiento, debemos estar claros de un detalle que ya hemos incorporado en nuestra conciencia como un mantra: el dolor que nos ha sido conscientemente inducido a través de múltiples vías, una es nuestro sistema de enseñanza, las otras están en la pasión desbordada que anula la capacidad de observar lo real detrás de lo aparente. ¿La Calle 8 no reacciona al mismo sentimiento?
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(1) Se denomina así a un gran debate electrónico que tuvo lugar en 2007 entre intelectuales y artistas residentes dentro y fuera de Cuba y en el que fueron develados enormes violaciones y errores de la política cultural cubana. Su origen estuvo en la aparición en la televisión nacional de antiguos censores que tuvieron responsabilidades en el campo cultural desde los sesenta, como Jorge (Papito) Serguera, Luis Pavón Tamayo y Armando Quesada.
(2) Cantante y anfitrión de un programa de entrevistas televisivo.