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A VECES ME CUESTA CREER LO QUE ESCRIBO

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Por Mkc Cerralvo
Santa Clara.- Mi hijo, que cursa el pre universitario, debió ir al desfile de las antorchas. No precisamente porque quería, más bien fue obligado, cosa que todos conocemos y no es nueva.
Lo triste es que para sus aspiraciones de llegar a la universidad, y para su escalafón, como le explican en la escuela, es más importante asistir a las actividades y actos políticos que las notas de matemática, español, física y cualquier asignatura de las que muchas no tienen ni profesor.
Hasta ahí todo normal. Eso no le sorprende a nadie, porque todos hemos pasado por eso. Pero hoy, conversando con unos estudiantes de ciencias médicas, me enteré de nuevas variantes con el uso de la tecnología para la obligatoriedad de los actos.
A ellos también para su escalafón y graduarse, le es más importante participar en los actos políticos que saber de medicina, pero lo gracioso es la manera de hacerlo.
Resulta que, en este desfile de las antorchas, para obtener la constancia de que fueron, necesitaban un papel de un directivo de la FEU, y para que ese directivo le diera el papel, tenía que enseñarle “una foto” donde se vieran en medio del desfile.
Porque en actividades anteriores daban la asistencia y se iban antes de que terminaran, y ahora la técnica cambió.
Lo cómico es que había dos que no fueron, haciendo un montaje para parecer que estaban junto a otros estudiantes con antorcha encendida y todo. Donde las dan, las toman.
No dudo en futuras actividades, al paso que va la tecnología, aunque no haya presupuesto para jeringuillas, sí se puedan comprar drones para que sobrevuelen los actos políticos y hagan reconocimiento facial con la inteligencia artificial y conocer quién fue y quién no.
Pudiéramos decir que estas nuevas formas de coacción, seguro son parte de la famosa “resistencia creativa”.

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