
Newsletter Subscribe
Enter your email address below and subscribe to our newsletter
Por Héctor Reyes ()
¿Todos recuerdan la historia del soldado japonés que creía que no había terminado la guerra y siguió escondido por muchos años? Pues es una historia totalmente real.
Resulta que el 24 de enero de 1972 fue encontrado luego de permanecer escondido durante 28 años, nuestro personaje.
Luego del final de la Segunda batalla de Guam, el 10 de agosto de 1944, el sargento del ejército imperial japonés, Shōichi Yokoi y otros 10 soldados se dispersaron e internaron en la jungla hasta las cuevas de las colinas.
Allí permaneció escondido durante la ocupación norteamericana, luego de la liberación.
Convencido de la continuación de la guerra, jamás imaginó la rendición de su patria, y apenas salía de su escondite para conseguir alimentos.
Cuando soltaron sobre la isla panfletos anunciando el final de la guerra, siete de los diez soldados que huyeron con él, decidieron entregarse. Los otros lo creyeron una maniobra y se quedaron con Yokoi.
Los tres que permanecieron con él fueron muriendo a lo largo de los años, hasta que en 1964 se quedó solo.
La noche del 24 de enero de 1972, los aldeanos Jesús Dueñas y Manuel de Gracia revisaban unas trampas camaroneras cuando lo divisaron, creyéndolo un ladrón, lo atraparon, y entregaron a las autoridades.
Al conocerse la noticia, Yokoi se transformó en una celebridad, a pesar de convertirse casi en millonario al recibir las pensiones atrasadas de 28 años del ejército más intereses, se dedicó a defender y fomentar una vida austera.
Fue recibido con honores por el emperador Akihito. Finalmente, murió en 1997 y fue enterrado en la misma tumba que ya poseía desde 1955. Sí, porque tenía una tumba con su nombre, donde de forma simbólica se le «enterró», puesto que su cadáver fue dado por perdido.
A pesar de ser el más famoso, no fue el último soldado japonés en rendirse después de la guerra, los siguientes fueron el teniente Hirō Onoda y el soldado Teruo Nakamura, en diciembre de 1974