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Por René Javier Domínguez morales ()
La Habana.- Guillermo Carmona no ha tenido la suerte de ser un manager venerado por la afición de la capital. Este hombre, cuyo historial como timonel comenzó en la temporada (1994-1995) con los extintos Metropolitanos y fue el primero en llevarlos a una postemporada en su historia (1997-1998), luego de quedar segundos en el por aquel entonces fortísimo Grupo A. Un año después pasaría a comandar la principal escuadra habanera en sustitución de Pedro Medina. Con aquellos Industriales formados por grandes leyendas como Vargas, Javier, Padilla, Germán, Scull, Tabares, Yasser, Adrián y compañía, signó una temporada histórica con 58 victorias y 32 reveses para liderar el torneo.
Una vez en los play-offs barrieron (3-0) al excelente equipo Habana, que tenía a un invencible José Ibar y una ofensiva comandada por los poderosos bates de Andy Morales y Oscar Macías. En la semifinal supieron venir de atrás y superar un déficit de (1-3), ante La Isla, y eslabonaron tres victorias al hilo para llegar a la final soñada contra Santiago de Cuba. Aquí el corajudo lanzador Adrián Hernández fue un cinchete con récord de (3-0) en la serie. La final fue, quizás, la más espectacular de toda la historia de las Series Nacionales y se jugó a estadio lleno en ambas provincias, cuyas plazas son las de más capacidades del país.
Sin embargo, una jugada ha marcado el destino de este estratega. Novena entrada, parte de abajo, Germán Mesa abre con infield hit por el campocorto. Santiago tiene la ventaja de 1×0 en el encuentro, con un Norge Luis Vera endemoniado. El turno es para el legendario Lázaro Vargas, tercer palillo en el orden azul y la decisión fue tocar para adelantar al corredor.
La historia recoge que el toque salió para una doble matanza y Santiago emparejaba espectacularmente la finalísima (3-3). El domingo, Adrián, con escaso descanso, apenas fue la sombra de aquel lanzador con balance de (5-0) y que había sido el mejor de toda la postemporada. Una apabullante lechada de 9×0, Ormari Romero cubrió toda la ruta, fue el inicio de una dinastía y de la denomina ‘Aplanadora’ de los tres campeonatos seguidos.
Obviamente el manager azul cargó con toda la responsabilidad por la derrota y la afición jamás lo toleró, pero la gente olvida que Vargas bateó para doble-play en la primera entrada –sin outs– y que Scull tampoco pudo impulsar en el inning. En fin que para ganar un campeonato tienen que darse muchas situaciones y ejecuciones por parte de los atletas y el colectivo técnico. Aunque yo siempre habría bateado con Vargas en un momento de «clutch»…
Para la temporada (1999-2000), el equipo enfrentó una temporada difícil debido a la implementación del bate de madera y la utilización de una pelota con escaso alcance. Por si fuera poco, en diciembre perdería al as de su rotación –Adrián Hernández –, que salió a buscar fortuna en el béisbol profesional. Con todo y todo, lideraron el Grupo B, con balance de (57-33), para estar otra vez en postemporada.
Allí se midieron a unos inspirados Metropolitanos, que los pusieron contra la pared al vencer en los dos primeros choques, y por segundo año consecutivo hicieron la hazaña de ganar tres partidos al hilo para llevarse una de las series más espectaculares de la historia de los play-offs. Ya en la semifinal, con Germán y Maique Quintero lesionados, cayeron en siete pleitos ante un Pinar del Río con Omar, Lazo, Contreras, Faustino, Yobal y compañía.
En la campaña (2000-2001) salieron de Cuba Everth Bastida, Maique Quintero, Rolando Viera y el gran Juan Padilla tuvo que abandonar el béisbol por un terrible accidente que le arrebató la visión de uno de sus ojos. Aún así pudieron llegar a la postemporada con un plantel bastante discreto y vendieron cara la derrota frente a Pinar (3-2).
Este play-off será siempre recordado por la hazaña de Lázaro de la Torre, venciendo en partidos consecutivos, en el Latino, a Pedro Luis Lazo y José Ariel Contreras para empatar aquel match. Ya en el quinto juego, Pinar sacó la casta y venció con autoridad. Sería este el último partido al frente del banquillo azul para Guillermo Carmona.
Pasarían casi 20 años para que este hombre regresara al lugar donde había estado alguna vez. Ya el béisbol era otro, los jugadores, la idiosincrasia, la afición, hasta el país era otra cosa y las redes sociales formaban parte del entorno, pero nada de esto le ha impedido encaminar al conjunto durante cuatro años a la postemporada.
En estas instancias la vida lo ha premiado con la redención de haber podido eliminar dos veces a Santiago en su propia casa y protagonizar una hazaña extraordinaria al regresar de un (0-3) y convertirse en el único manager en lograrlo en el béisbol cubano.
No obstante, la gente sigue siendo áspera con este noble obrero de la pelota del cual he tenido el privilegio de ser su amigo y que creo que el béisbol le debe un título nacional. Duramente cuestionado, con aciertos y errores en la difícil tarea de la conducción de equipos, ha esbozado una hermosa carrera. A veces los aficionados no son conscientes de cuánto sacrifica un hombre desde el eje de mando de un equipo deportivo…
Números que hablan por sí mismos
Ha ganado (6) series de postemporada, únicamente superado por Rey Vicente Anglada (11) como managers de Industriales desde la implementación de este formato en la temporada (1992-1993).
Dos veces ha alcanzado la Final con el equipo azul .
Único manager de Industriales que ha vencido (2) veces a Santiago en play-offs. Tiene balance de (11-10) frente a las Avispas en postemporada.
Ha sido protagonista de las tres grandes remontadas de Industriales en play-offs (revirtió un 1-3 vs. La Isla–1999, un 0-2 vs. Metropolitanos–2000, un 0-3 vs. Santiago–2024).
Ha clasificado a la postemporada en los (7) años que ha dirigido a Industriales (1999, 2000, 2001, 2021, 2022, 2023 y 2024).
Palmarés: (2) subcampeonatos y (1) tercer lugar.