Por Yoyo Malagón
Madrid.- Tras la victoria por 4-1 del Real Madrid sobre el Barcelona en la Supercopa de España, Antonio Rüdiger dio unas declaraciones que pueden tomarse como ejemplo de lo que ha conseguido Carlo Ancelotti con la plantilla, con la ayuda de muchos de los cracks jóvenes.
El triunfo en el Al Awwal Park no solo dejó tocado al Barcelona y a su entrenador, Xavi Hernández, cuyo futuro está en veremos, sino que ratifica al equipo blanco como favorito, o aspirante, a todos los títulos que se disputen en España en la presente temporada.
La victoria, como suele ocurrir siempre, sacó a la luz infinidad de buenas sensaciones, incluso hasta una predicción que hizo Dani Carvajal, tras aquella derrota en pretemporada, por tres goles en Estados Unidos. Hubo declaraciones de Nacho como capitán; de Vinicius, que fue el héroe del partido, de Jude Bellingham, que estuvo en papel de gran estrella, además de Florentino Pérez, Ancelotti y hasta Antonio Rüdiger.
El zaguero alemán atendió a los medios en idioma español. Y no lo hizo mal, más allá de algún adjetivo mal usado o algún verbo no tan bien conjugado, pero eso no es lo importante, sino el mensaje que dejó el jugador, quien dijo que la clave de las victorias está en la buena sintonía que hay en el vestuario, algo en lo cual Ancelotti tiene toda la responsabilidad, porque ha conseguido que no hayan posiciones extremas.
Rüdiger advirtió que el Real Madrid es más que un equipo, que es una familia. Dicho así puede parecer trivial, como dicho de dientes para afuera, para salirle el paso a una situación cualquiera, o quedar bien ante un periodista que le hace una pregunta en un momento de felicidad, pero no, el germano soltó lo que piensa, lo que cree y lo que ve. Él, más que ninguno, sabe que el vestuario del Real Madrid es como una familia.
Antonio llegó al Santiago Bernabeu hace año y medio, proveniente del Chelsea, y tuvo que ponerse en la fila y esperar sus oportunidades. La titularidad estaba reservada para Eder Militao y David Alaba, los centrales preferidos por Ancelotti. Pero el alemán sabía que tendría opciones, y sí que las tuvo, porque jugó, lo hizo bien, se llevó aplausos, y nunca su comportamiento desentonó, por más que comió banquillo muchas veces.
Esta temporada todo cambió. Primero se lesionó Militao y luego Alaba, y Rüdiger demostró que es uno de los mejores del mundo en la posición. Y, además, demuestra un buen rollo diario con el resto de los jugadores, algo que se puede ver en las celebraciones de los goles, por ejemplo, aunque a la hora de pedir sacrificio, hace lucir sus galones, los que se ha ganado en el campo, con goles decisivos, incluso.
Cierto que no todo es como parece, y que en algún momento el croata Luka Modric, sobre todo cuando ha salido con su selección, ha reclamado más protagonismo, pero el solo hecho de jugar en el Madrid con casi 39 años, es para tenerlo en cuenta.
El resto tienen una armonía envidiable. Lo mismo pasa con los mas veteranos, como el propio Rüdiger, como los jóvenes recién llegados, como Bellingham.
Habrá que ver hasta cuándo dura esa armonía, pero por el momento el Madrid tendrá que disfrutarlo y sacar provecho.